Escribo este post desde el entusiasmo por la victoria de Obama en las presidenciales americanas.
La noche de las elecciones dormí más bien poco, pero es que lo que vivimos durante aquella larguísima madrugada valía la pena.
Por fin el mundo, o para utilizar una palabra más enfática, el planeta entero, se ha librado de su peor pesadilla y la Noche Oscura de la locura Neocon está muerta y enterrada y ninguna persona de bien (ni nadie que esté en su sano juicio) leerá un miserable responso en memoria del muerto.
El ciclo de decadencia política pero ante todo moral, que supuso la Revolución Conservadora de los 80 y que alcanzó su paroxismo durante el nefasto mandato de Bush Jr., se terminó por fin, aunque por el camino nos deja una herencia que pesará como una losa no tan solo sobre la nueva Administración demócrata sino sobre la Humanidad entera.
Soy europeo y no americano, pero siento como mía la victoria de Obama en las presidenciales americanas y lamento no haber podido votar en estas elecciones aunque creo que, como cualquier hijo de vecino de este planeta, debería haber votado en estas elecciones porque lo que se jugaba en ellas afectaría a mi futuro de forma directa.
Como europeo y ciudadano del mundo lo que espero de la nueva Administración demócrata lo expresaría en los mismos términos en que lo hacía el politólogo Joseph Nye, Decano de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard: "Que Estados Unidos deje de ser exportador de rabia y miedo".
El nefasto Bush, a quien espero que el mundo entero pueda olvidar pronto, fundamentó su política en la supremacía militar americana, el unilateralismo y en la dictadura del mercado.
¿Cuales han sido los resultados? A la vista están.
Lo ocurrido en las elecciones americanas supone el final del pensamiento Neocon con todos sus pilares: el unilateralismo insolente, el horror neoliberal, las risibles doctrinas del "Fin de la Historia" y del "Eje del Mal" (un buen nombre para un enésimo episodio de Star Wars), la política de la "Guerra Preventiva" y la visión salvacionista de los Estados Unidos como garante mundial de la Libertad y la Democracia, palabras sagradas que en muchos lugares del mundo son vistas hoy como un arma más del imperialismo americano y un alimento de los odios fundamentalistas.
Todo, por obra y gracia de los propagadores de la plaga Neocon, que tienen sin lugar a dudas reservado un lugar de honor en la Historia Universal de la Infamia.
En definitiva y por fortuna para todos: la pesadilla del Nuevo Orden Mundial diseñada meticulosamente por los Neocon, hecha pedazos para siempre jamás.
Ahora, hay que reconstruir un paisaje devastado.
Esta y no otra, será la tarea principal del Presidente Obama.
El mundo ha cambiado y se ha hecho global, y en una sociedad global, la superpotencia debe asumir como principio el cosmopolitismo, entendido como la suma de la universalidad, más la humildad ante las propias certezas más el respeto a las diferencias.
Es necesario poner en marcha un nuevo New Deal, pero esta vez a escala planetaria y con la participación de todos, que substituya el unilateralismo por el multilateralismo, que conciba la Seguridad como un bien compartido entre los unos y los otros, y que substituya la ley del más fuerte por un nuevo marco de relaciones de colaboración y de respeto mutuos.
Ya lo decía Oloff Palme hace muchos años: la única posibilidad que tenemos para asegurarnos la supervivencia, es trabajar juntos en la consecución de este objetivo.
Con toda seguridad, el Presidente Obama no será el Presidente perfecto, pero estoy absolutamente convencido que su Mandato va a ser extraordinariamente positivo tanto por lo que se refiere a los asuntos domésticos como internacionales.
Como dijo el presidente electo en su discurso ante la multitud reunida en el Grant Park de Chicago la noche del 4 de noviembre: "Sabemos que el Gobierno no puede resolver todos los problemas. El camino que tenemos por delante será largo. Puede que no lleguemos al final en un año o incluso en un mandato".
Y es que tras la Vitoria de Obama no supone solamente un cambio de ciclo político forzado por el agotamiento de un modelo fracasado, sino un verdadero cambio de paradigma político cuyas ideas-fuerza podemos intuir pero que aun no somos capaces de ver en toda su plenitud.
Como europeo, tengo ganas de volver a hablar bien de los Estados Unidos y no verlo como un país dirigido por feroces e implacables aprendices de brujo armados hasta los dientes, sino como un aliado en un camino que podemos recorrer juntos. Yendo de la mano y de igual a igual.
Pienso que con Obama vuelve el Sueño Americano.
Aquella utopía progresista de los Padres Fundadores, de Lincoln, de Franklin Roosevelt, de John F. Kennedy y de Martin Luther King.
Como dice la Declaración de Independencia de los Estados Unidos "cuando una forma de gobierno se convierte en destructora de derechos inalienables como la vida, la libertad, la igualdad y la búsqueda de la felicidad, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno".
Esto es lo que hicieron en las urnas los ciudadanos de los Estados Unidos, que por fin se atrevieron a decir aquello de “¡Ya basta! ¡Hasta aquí podíamos llegar!”.
A todos ellos, gracias y a todos nosotros, enhorabuena porque hoy el mundo es un poquito mejor.
La noche de las elecciones dormí más bien poco, pero es que lo que vivimos durante aquella larguísima madrugada valía la pena.
Por fin el mundo, o para utilizar una palabra más enfática, el planeta entero, se ha librado de su peor pesadilla y la Noche Oscura de la locura Neocon está muerta y enterrada y ninguna persona de bien (ni nadie que esté en su sano juicio) leerá un miserable responso en memoria del muerto.
El ciclo de decadencia política pero ante todo moral, que supuso la Revolución Conservadora de los 80 y que alcanzó su paroxismo durante el nefasto mandato de Bush Jr., se terminó por fin, aunque por el camino nos deja una herencia que pesará como una losa no tan solo sobre la nueva Administración demócrata sino sobre la Humanidad entera.
Soy europeo y no americano, pero siento como mía la victoria de Obama en las presidenciales americanas y lamento no haber podido votar en estas elecciones aunque creo que, como cualquier hijo de vecino de este planeta, debería haber votado en estas elecciones porque lo que se jugaba en ellas afectaría a mi futuro de forma directa.
Como europeo y ciudadano del mundo lo que espero de la nueva Administración demócrata lo expresaría en los mismos términos en que lo hacía el politólogo Joseph Nye, Decano de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard: "Que Estados Unidos deje de ser exportador de rabia y miedo".
El nefasto Bush, a quien espero que el mundo entero pueda olvidar pronto, fundamentó su política en la supremacía militar americana, el unilateralismo y en la dictadura del mercado.
¿Cuales han sido los resultados? A la vista están.
Lo ocurrido en las elecciones americanas supone el final del pensamiento Neocon con todos sus pilares: el unilateralismo insolente, el horror neoliberal, las risibles doctrinas del "Fin de la Historia" y del "Eje del Mal" (un buen nombre para un enésimo episodio de Star Wars), la política de la "Guerra Preventiva" y la visión salvacionista de los Estados Unidos como garante mundial de la Libertad y la Democracia, palabras sagradas que en muchos lugares del mundo son vistas hoy como un arma más del imperialismo americano y un alimento de los odios fundamentalistas.
Todo, por obra y gracia de los propagadores de la plaga Neocon, que tienen sin lugar a dudas reservado un lugar de honor en la Historia Universal de la Infamia.
En definitiva y por fortuna para todos: la pesadilla del Nuevo Orden Mundial diseñada meticulosamente por los Neocon, hecha pedazos para siempre jamás.
Ahora, hay que reconstruir un paisaje devastado.
Esta y no otra, será la tarea principal del Presidente Obama.
El mundo ha cambiado y se ha hecho global, y en una sociedad global, la superpotencia debe asumir como principio el cosmopolitismo, entendido como la suma de la universalidad, más la humildad ante las propias certezas más el respeto a las diferencias.
Es necesario poner en marcha un nuevo New Deal, pero esta vez a escala planetaria y con la participación de todos, que substituya el unilateralismo por el multilateralismo, que conciba la Seguridad como un bien compartido entre los unos y los otros, y que substituya la ley del más fuerte por un nuevo marco de relaciones de colaboración y de respeto mutuos.
Ya lo decía Oloff Palme hace muchos años: la única posibilidad que tenemos para asegurarnos la supervivencia, es trabajar juntos en la consecución de este objetivo.
Con toda seguridad, el Presidente Obama no será el Presidente perfecto, pero estoy absolutamente convencido que su Mandato va a ser extraordinariamente positivo tanto por lo que se refiere a los asuntos domésticos como internacionales.
Como dijo el presidente electo en su discurso ante la multitud reunida en el Grant Park de Chicago la noche del 4 de noviembre: "Sabemos que el Gobierno no puede resolver todos los problemas. El camino que tenemos por delante será largo. Puede que no lleguemos al final en un año o incluso en un mandato".
Y es que tras la Vitoria de Obama no supone solamente un cambio de ciclo político forzado por el agotamiento de un modelo fracasado, sino un verdadero cambio de paradigma político cuyas ideas-fuerza podemos intuir pero que aun no somos capaces de ver en toda su plenitud.
Como europeo, tengo ganas de volver a hablar bien de los Estados Unidos y no verlo como un país dirigido por feroces e implacables aprendices de brujo armados hasta los dientes, sino como un aliado en un camino que podemos recorrer juntos. Yendo de la mano y de igual a igual.
Pienso que con Obama vuelve el Sueño Americano.
Aquella utopía progresista de los Padres Fundadores, de Lincoln, de Franklin Roosevelt, de John F. Kennedy y de Martin Luther King.
Como dice la Declaración de Independencia de los Estados Unidos "cuando una forma de gobierno se convierte en destructora de derechos inalienables como la vida, la libertad, la igualdad y la búsqueda de la felicidad, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno".
Esto es lo que hicieron en las urnas los ciudadanos de los Estados Unidos, que por fin se atrevieron a decir aquello de “¡Ya basta! ¡Hasta aquí podíamos llegar!”.
A todos ellos, gracias y a todos nosotros, enhorabuena porque hoy el mundo es un poquito mejor.
2 comentarios:
Prometeo, acuerdate de esto que te voy a decir:
El del martes fue de los discursos más emocionantes que viviremos en nuestra vida.
Yo soy español, no soy americano, y no participe en la elección...y lloré de emoción. Lloré de emoción y de alegría. Y sé que no he sido el único de aquí.
Hoy el mundo es mejor que ayer.
Abraznos,
Javier
Hola Javi.
Estamos totalmente de acuerdo. Yo también fuí de los que lloré y siento la victoria electoral de Obama como mia. Profundamente mia.
Abrazos
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