No tengo palabras.
La iniciativa de Bono de entronizar a la monja Maravillas de Jesús en el Congreso de los Diputados, no solo es surrealista sino una vergüenza. Que el presidente del Congreso, un socialista (?) pacte, mano a mano, con el diputado popular y miembro conspicuo del Opus Dei, Fernandez Diaz, poner una placa en honor a esta individua en la sede de la soberanía popular me parece inaceptable. Algo que nos retrotrae a la mas pura y dura época de la España Negra y que supera con creces al Esperpento de Valle-Inclán.
Este hecho supone un aldabonazo a la ofensiva clerical y antilaicista de la Iglesia Española y pasarse por el forro la Memoria Histórica, hechos que convierten de nuevo a Bono en el Caballo de Troya de los trogloditas.
Me hubiera parecido bien que los partidos de izquierda y derecha hubieran acordado poner una placa para honrar a todos aquellos que sufrieron muerte y represión en la Guerra Civil (fueran del bando que fueran), pero lo de la monja nadie que esté en su sano juicio podría entenderlo.
Este hecho supone un aldabonazo a la ofensiva clerical y antilaicista de la Iglesia Española y pasarse por el forro la Memoria Histórica, hechos que convierten de nuevo a Bono en el Caballo de Troya de los trogloditas.
Me hubiera parecido bien que los partidos de izquierda y derecha hubieran acordado poner una placa para honrar a todos aquellos que sufrieron muerte y represión en la Guerra Civil (fueran del bando que fueran), pero lo de la monja nadie que esté en su sano juicio podría entenderlo.
Si, nos pueden decir, como llegó extraoficialmente desde circulos próximos al Gobierno "son cosas de Bono...", pero de ahí a aceptar esta afrenta a la democracia y a la laicidad como principio básico para ordenar en libertad la convivencia social, hay un abismo.
Ya conocemos a Bono y su trayectoria de populismo barato y una indisimulada vocación nacional-catolicista.
Aun recuerdo cuando Bono recriminó en el Congreso, durante un acto organizado en homenaje a los represaliados del franquismo, a un ciudadano que sacó en el hemiciclo una bandera republicana. "No puedo aceptar manifestaciones que no son legales (...). Se podrá decir más alto, pero no más claro: sean bienvenidos, pero en esta casa no se soportan actuaciones contrarias a la ley ", tronó Bono aquel día.
Y tras mi indignación, tres cositas más:
Y tras mi indignación, tres cositas más:
Primera: espero que esta vez el PSOE no se cruce de brazos y mire hacia otro lado para que el ínclito Bono no se cabree y se permita que se viole el imprescindible equilibrio y neutralidad del Congreso, al introducirse elementos de confesionalismo dentro del espacio público político.
Segunda: Reivindico que en el Congreso de los Diputados se emplace una placa en honor de los miles de francmasones españoles que fueron torturados, encarcelados y fusilados durante la dictadura franquista por el único delito de defender la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad para todos y entre todos los Seres Humanos.
Tercera: que Bono dimita como Presidente del Congreso y se vaya a su casa para gritar "Viva la Inquisición y Muera la Inteligencia!" mientras le reza de rodillas a Santa Maravillas y se da gustito con el cilicio.
En su vida privada, Bono puede pensar y hacer lo que le de la gana y si quiere poner en la puerta de su casa un gran anuncio con la foto de la monja con luces de neón en plan puticlub de carretera, que lo haga, pero desde la Presidencia del Congreso de los Diputados, NO!
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