11.10.15

Los 300 de las Termópilas o de la firme lealtad a los principios cuando toca demostrarlo con hechos y no solo con palabras

Hoy, porque el día sin duda lo merece, quisiera hablar de los 300 espartanos liderados por el Rey Leónidas de Esparta que resistieron hasta el final al poderosísimo ejército del tirano Jerjes, el "Dios-Rey" de Persia en la Batalla de las Termópilas en un combate desigual contado por Heródoto y que en el cine se plasmó en la excelente película "Los 300", dirigida por Zack Snyder y basada en la novela gráfica del mismo nombre realizada por Frank Miller.
Los espartanos de Leónidas sabían que la victoria frente a los persas era imposible pero decidieron luchar hasta el final a pesar de todo.
¿Qué estaba en juego?. Pues nada más y nada menos que la libertad y la dignidad de Grecia, de su civilización y de sus valores y principios.
Quizás hubiera sido "más práctico y más útil" para Leónidas y sus menguadas huestes aceptar las condiciones del poderoso y divino Jerjes y plegarse a la tiranía persa por un plato de lentejas. Pero no lo hicieron, aún a sabiendas de que no podían ganar.
Este acto de firmeza quizás no fue "demasiado pragmático" pero los espartanos mantuvieron la vigencia de los principios que proclamaban en un momento en que había que ponerlos en valor más allá de la verborrea declamatoria vacía de contenido que hacen de los mismos los necios cuando las cosas van bien y no hay ninguna necesidad de jugarse el tipo por ellos.
Y sobre todo, los Espartanos de Leónidas fueron coherentes y fieles a sus principios y adoptaron su firme decisión de resistir a la Tiranía y de mantenerse firmes frente a la tentación de acomodarse servilmente al "sentir general" (ya que todo, absolutamente todo, aconsejaba postrarse a los pies del tirano) y lo más importante: hicieron todo esto ejerciendo y asumiendo de modo consciente las desventajas "prácticas" de su desisión y del más que posible resultado final que ocasionaría su decisión.
Al final de esta gesta, cayeron los 300 pero Grecia pervivió y Jerjes fracasó en su ambición de someter a los griegos a su tiranía. 
¡Y la historia del mundo cambió!.
Este post va especialmente dirigido a algunos de mis más queridos lectores, con los que he tenido el placer, el honor y el orgullo de compartir esta tarde de sábado en el desfiladero de las Termópilas. 

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