11.8.07

La seducción de la serpiente



Article del filòsof Javier Mugerza sobre l'assaig "Ciencia del bien y del mal" de Javier Echeverría. Publicat a El Pais (11(08/2007)


Javier Echeverría propone en La ciencia del bien y del mal, su nuevo ensayo, que el lector se meta en la piel de un animal, una planta u otra persona para imaginar cómo serían.

Llegados a ese punto, el pensador apuesta por debatir diversas propuestas morales. Esta vez lo hace bajo la encarnación de personajes como el ficticio rey Edipo, creado por Sófocles, o el histórico dirigente nazi Adolf Eichmann, analizado por Hannah Arendt.

La "ciencia del bien y del mal" era la ciencia contenida, según el relato de la Biblia, en los frutos del árbol paradisiaco que Dios prohibió comer a Adán y Eva, nuestros primeros padres, so pena de la vida. Pero la astuta serpiente, envidiosa de tales seres humanos hechos a imagen y semejanza de su Creador, les indujo a desobedecer la prohibición con el señuelo del "seréis como dioses", a saber, dioses de verdad y no tan sólo deficientes copias suyas.

Es decir, el señuelo de alcanzar la inmortalidad junto con el conocimiento y, muy concretamente, el del bien y del mal, conocimiento sustanciado de momento en el descubrimiento del pudor ante su hasta entonces inocente desnudez y la subsiguiente expulsión del paraíso de aquella pareja de monos en cueros transformados en personas vestidas con taparrabos.

Si Ciencia del bien y del mal fuera un libro de autoayuda, cosa que afortunadamente está lejos de ser, el lector quedaría invitado en él a dejarse seguir instruyendo por la serpiente y convertir el desafío a Dios de sus ancestros en un aprendizaje sistemático de la ciencia prohibida a través de su sinuoso deslizarse por el tronco y las ramas del árbol mítico, en el bien entendido de que la reptiliana epistemología aquí propuesta se halla doblada de una praxeología y habría de ser interpretada a la manera de una "filosofía de la ciencia como filosofía práctica", para decirlo con el título de un número monográfico de la revista Isegoría, editado en 1999 por Javier Echeverría (quien desarrolla semejante idea de la ciencia en otros libros -así, Ciencia y valores de 2000 o La revolución tecnocientífica de 2003- que hay que considerar directamente precursores de esta Ciencia del bien y el mal, al igual que ellos fiel al lema leibniziano de theoria cum praxi tan caro a nuestro autor).

La ciencia del bien y del mal es presentada more geometrico en la tercera parte del libro -aunque a la retahíla de axiomas, postulados, definiciones, teoremas y demás, propia de las ciencias formales, se añaden en ella conjeturas procedentes de las ciencias empíricas y por supuesto consideraciones extraídas de la filosofía-, sugiriéndose incluso la posibilidad de comenzar la lectura del conjunto del texto por este su final.

En mi modesta opinión, sin embargo, la capacidad de seducción de la serpiente luce con máxima intensidad en el brillante arranque de la primera parte del mismo, en que raya también a su mayor altura la reconocida calidad literaria de la escritura de Echeverría.

En dicha sección se llevan a cabo más de una decena de experimentos mentales consistentes en ponernos imaginativamente en el lugar de otras tantas especies de seres vivos -esto es, imaginarnos que somos plantas o animales y, entre éstos, hormigas, abejas, golondrinas, lobos, aves rapaces o chimpancés, además, claro, de serpientes y asimismo obviamente hombres, comenzando por los de las cavernas e incluyendo a las crías de nuestra especie-, experimentos que dan paso a la segunda parte, la más filosófica de la obra, en donde se comentan y debaten una serie de propuestas axiológicas, ilustradas en ocasiones mediante nuevos experimentos, por ejemplo los de meternos en la piel de personajes de ficción como el Edipo de Sófocles o personajes históricos como el Eichmann de Hannah Arendt.

Por resumirlo en dos palabras la ciencia del bien y el mal resulta ser una axiología o "ciencia de los valores". De los experimentos mentales más arriba aludidos se desprende, por lo pronto, lo que Echeverría llama una "axiología naturalizada" para la cual los bienes y males, o sea valores y contravalores, se encarnan corporalmente, de suerte que las acciones de los animales que cooperan o luchan entre sí podrían ser ahora interpretadas ni más ni menos que como elementales juicios de valor.

La ciencia del bien y el mal, se nos dice con insistencia, ha de empezar por las raíces del árbol en lugar de internarse con prioridad en el follaje de los valores exclusivamente humanos. Y, antes de pasar a estos últimos, es importante recordar que "los valores no son, sino que valen" y nos sacan por tanto del reino del ser o, si lo preferimos, nos obligan a abandonar la ontología aristotélica y su lógica de sujeto-predicado para pasar a servirnos de la lógica fregeana de funciones-argumentos y la teoría de sistemas.

En cuanto a los valores humanos, compartidos o no con otros seres no-humanos, habría que destacar en primer término la "pluralidad" de las funciones axiológicas posibles, dentro de las que caben, junto con sus opuestos, subsistemas de valores básicos o primarios como la salud o el placer, pero asimismo de valores epistémicos como la inteligibilidad o la verdad, técnicos como la habilidad o la eficiencia, económicos como el beneficio o la riqueza, políticos como la civilidad o la tolerancia, jurídicos como la equidad o la legalidad, sociales como la libertad o la solidaridad, ecológicos como la diversidad o la sostenibilidad medioambientales, estéticos como la creatividad o la originalidad, religiosos como la devoción o la sacralidad y morales como la autonomía o el cumplimiento del deber.

La importancia de la pluralidad en la "axiología funcional" que el libro despliega a lo largo de sus páginas, y que sin duda constituye su principal aportación, radica en la concepción de la racionalidad axiológica que la subyace. Echeverría la contrasta con otras teorías previas de la racionalidad en las que se apoya o a las que se opone, como la de Leibniz, el racionalismo crítico popperiano o la teoría de la decisión racional criticada, entre otros, por Herbert Simon o Amartya Sen. De esas tomas de posición emerge la que bautiza como "teoría de la racionalidad axiológica acotada", conjuntamente elaborada con J. Francisco Álvarez, teoría que se asienta en las ideas de que la racionalidad depende de los valores que guían las acciones y se trata de una racionalidad acotada o limitada puesto que todo valor admite cotas máximas de satisfacción en cada circunstancia, a partir de las cuales se arriesga a convertirse en un contravalor, como vendría a ocurrir, pongamos por caso, con el valor de la nutrición que degenera en la irracionalidad de la bulimia frente a la racionalidad de una dieta equilibrada.

El acotamiento de la racionalidad refuerza la tesis del pluralismo valorativo, pues no todos los valores se ajustan, según acabamos de ver y ocurre con buena parte de los arriba enumerados, a un único modelo de racionalidad como el de la teoría de la decisión según la cual todo agente racional se limita a "maximizar la función de utilidad" de los objetivos perseguidos con sus acciones.

Y ello da razonablemente pábulo a la cruzada emprendida por Echeverría contra el "monismo axiológico", entendiendo por tal la pretensión -al menos en su versión extrema- de erigir una pirámide valorativa en cuya cúspide situar a un Bien o un Mal Supremos con mayúscula (Dios, Patria, Rey, Empresa, Partido, etcétera) al que rendir un ciego culto o rechazar tajantemente, arruinando en consecuencia cualquier posibilidad de modular y conjugar diversos tipos de bienes y males con minúscula que nos ayuden a hacer frente a los nada infrecuentes conflictos de valores por los que nos sentimos acuciados.

Después de todo, ya Max Weber caracterizó al pluralismo valorativo o "politeísmo", según gustaba de llamarlo, como una "guerra de dioses y demonios" del género de la que enzarza al homo oeconomicus y al homo moralis tras el ocaso del "monoteísmo" con la Modernidad, para poner sólo un ejemplo señalado.

Sin merma del indudable acierto de la tesis pluralista de Echeverría, a quien vemos en buena compañía, se podría no obstante cuestionar un discutible corolario de la misma antes de terminar. Me refiero a su inclusión de la ética entre los destinatarios de las invectivas dirigidas por él contra el monismo axiológico, como se supone que sería el caso de ciertos moralistas que pretenden convertir a la Moral -de nuevo con mayúscula- en la Reina de los Valores.

Pero a diferencia de la ciencia del bien y el mal, que se dejaría caracterizar por su transversalidad respecto de todos los ámbitos valorativos, el ámbito de los valores morales no pasaría en cambio de ser uno de tantos para Echeverría y lo mismo cabría justificar la crítica moral de los valores económicos que la crítica económica de los valores morales.

Lo que aún es más, Echeverría otorga a la ciencia del bien y el mal la denominación de "metaética" en un sentido estrictamente literal de la palabra, lo que equivale a emplazar a aquella ciencia "más allá de la ética" (aunque no, ciertamente, "más allá del bien y del mal" mismos a lo Nietzsche).

Pero el caso es que algunas interpretaciones posibles de la ética, como la de los imperativos kantianos reinterpretados a su vez negativamente -por Albrecht Wellmer entre otros- como un veto a cualquier intento de menoscabar la dignidad de la condición humana, parecen reclamar para ella una especie de co-transversalidad a la inversa que la autoriza a descalificar cualesquiera juicios de valor, así como las acciones por ellos inspirados, que infrinjan aquel veto (el cual oficiaría a la manera de lo que los anglosajones llaman un proviso, esto es, una modesta pero infranqueable cláusula cautelar o condición restrictiva del acceso al en sí mismo abierto y franco territorio del pluralismo valorativo).

Y en este sentido cabría decir incluso que la ética queda emplazada "más acá del bien y el mal" y, por lo tanto, más acá de la intacta jurisdicción de esa ciencia de ambos que es la axiología (aunque tampoco, ciertamente, "más acá" de los seres humanos que la cultivan o la protagonizan, pues en este punto la axiología habría de ser tan antropocéntrica como la misma ética, sin perjuicio por lo demás de su capacidad de ubicarse en una más amplia perspectiva cosmocéntrica que la haga extensible a otros seres que esos sujetos morales que son siempre, y lo son exclusivamente, los humanos).

De entre los muchos méritos de este espléndido libro de Javier Echeverría, no es el menor el de haber sabido agradecer como merece a la serpiente su estimulante intimación a que nos atrevamos a saber (adelantándose por cierto en miles de años al Sapere aude! de Kant), pero su seductor susurro no debe hacernos olvidar que en rigor dista mucho de ser una aliada de fiar y que los seres humanos haremos bien en no prestarle oídos cuando, además de invitarnos a desobedecer al Dios bíblico, nos incite a desentendernos de la ética, esto es, de aquellas leyes que ningún caprichoso Dios nos habría impuesto sino que libremente nos las damos a nosotros mismos cuando creemos tener buenas razones para hacerlas nuestras.

8.8.07

Peces-Barba: “Parece que el modelo de Estado de la Iglesia es Irán”


Publicat a "elplural.com" (8/8/2007)

En los últimos tiempos, la Iglesia católica no ha destacado por manifestarse en contra de la pobreza; ni por criticar la explotación infantil en el mundo; tampoco por hablar a favor de políticas que luchen contra el cambio climático.
Por lo que sí ha destacado es por salir a la calle para que la religión católica no dejara de ser una asignatura de primer orden en la enseñaza pública o, más recientemente, por toda la campaña que están realizando en contra de la asignatura Educación para la Ciudadanía porque, según ellos, va en contra de la moral católica.
En una Tribuna de opinión en El País, el catedrático Gregorio Peces-Barba ha denunciado esta técnica de la jerarquía eclesiástica de “los dos raseros” y de “las dos medidas”, a la vez que ha elogiado la posición de moderación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero “quien ha retirado los aspectos más delicados del programa de EpC”.
El periódico digital ultraconservador Libertad Digital ha contestado a Peces-Barba por lo que considera un ataque a la Iglesia “con la excusa de criticar la asignatura de Educación para la Ciudadanía”.

La misma actitud
Para Peces-Barba, fundador de la Universidad Carlos III de Madrid y ex alto comisionado para las víctimas del terrorismo, la fe no se puede contraponer a la ley en una sociedad democrática. Y compara la actitud de la Iglesia con respecto a Educación para la Ciudadanía con la que mantuvieron con el divorcio, el aborto, la enseñanza de la religión y el matrimonio entre homosexuales.

"Sensación de impunidad"
“Desde una arrogancia extrema, una sensación de impunidad y un insufrible sentido de superioridad, derivada de que administran ‘verdades superiores’, llevan años desafiando a las autoridades legítimas, a la Constitución y a la ley intentando imponer sus criterios frente al interés general y a la soberanía popular residenciada en el Parlamento”, explica el catedrático de Filosofía del Derecho sobre la Iglesia.

Su modelo es Irán
En el fondo de la actitud de la Iglesia, Peces-Barba ve que en la institución permanecen los principios anti-ilustrados del siglo XIX y parte del XX y compara la posición de la jerarquía eclesiástica con la de los estados islámicos: “Parece, aunque no lo confiesen, que su modelo es Irán donde el islamismo, la religión manda sobre las autoridades y sobre el propio presidente de la República y donde la pena de muerte no sólo está vigente sino que se aplica con abundancia”.

Respuesta en LD
Las declaraciones del catedrático han tenido respuesta en los medios de la derecha. El periódico ultraconservador Libertad Digital se ha hecho eco de la Tribuna que ha escrito en El País y en una información ha criticado las palabras de Peces-Barba y las califica como “un retorcimiento de la realidad”.

Lecciones
Además, Libertad Digital insiste en un supuesto derecho reconocido por ley que permite la objeción de conciencia de los padres. Toda una lección de derecho, lo que los trabajadores de guardia del medio conservador pretenden impartir a uno de los que más saben sobre esta materia en España y que, además, es ponente de la Constitución del 78.

¿Hasta cuándo la Iglesia abusará de nuestra paciencia?

Article d'Enric Sopena publicat a "elplural.com" (8/8/2007)
La actitud de la jerarquía de la Iglesia católica está provocando hartazgo e irritación creciente en amplias capas de la sociedad española. El magnífico artículo de Gregorio Peces-Barba en El País de ayer corrobora, con contundencia argumental, la situación de malestar existente ante la irrefrenable asunción de posturas ultramontanas o integristas por parte de los máximos responsables de esta institución.
Desde la COPE -ubicada en las antípodas del Evangelio- a la creciente alergia respecto a la asignatura Educación por la Ciudadanía, pasando por la ofensiva eclesiástica condenando la legalización del matrimonio entre homosexuales, resulta que obispos y cardenales parece que ejercen cada vez más de guardianes de la fe genovesa que de propagadores de la doctrina cristiana.
El oremus perdido
Los jefes de la Iglesia han perdido –en el mejor de los supuestos- el oremus. Convertir en batalla contra este Gobierno -a cara de perro y sin cuartel- la asignatura Educación para la Ciudadanía da con relativa exactitud la insignificante talla moral de no pocos prebostes con sotana. ¡Menudo problema el de un texto que fundamentalmente defiende los derechos humanos, las libertades y los valores democráticos! ¡Es inconstitucional, proclama el cardenal Rouco Varela! ¡Mientras, millones de niños y de mayores mueren de hambre en África!
Gazapo herético
En los tiempos de Bizancio los teólogos se dedicaban a dirimir la importantísima cuestión de cuál era el sexo de los ángeles. Ahora los pastores de la Iglesia se dedican a mirar con lupa qué gazapo más o menos herético se desliza en los libros que tratan de educar a los niños en la ¡perversidad de la ciudadanía! ¡Qué vergüenza! Ni un minuto más Está llegando la hora de que el Gobierno del Estado español –previa mayoría parlamentaria- denuncie el actual Concordato y anuncie a la Santa Sede que así no se puede seguir mucho más.
Ni un minuto más.
Una cosa es el respeto debido a las creencias religiosas de cualquier ciudadano y otra la injerencia sistemática de los jerarcas del catolicismo en la política española. Una cosa es la neutralidad de la que alardea la cúpula eclesiástica y otra, bien distinta, la realidad.
Pacto tácito pero férreo
Subraya Federico Jiménez Losantos en su reciente libro sobre la COPE: “La guerra de Irak (…) resultó dramática y decisiva para la COPE (…). En ella se perfilaron (…) tendencias esenciales que marcan su trayectoria posterior, 1) el pacto tácito pero férreo de la propiedad (la Conferencia Episcopal con Rouco al frente) y los directores de los grandes programas ante la ofensiva izquierdista contra el Gobierno legítimo de Aznar, 2) la conversión de la COPE en referente ideológico esencial y casi único de la derecha”.
Antes de la Constitución del 79
¿Hasta cuándo este país continuará encorsetado en sus relaciones con el Vaticano por un Concordato obsoleto y redactado antes de la Constitución de 1979? ¿Hasta cuándo los jerarcas de la Iglesia abusarán de nuestra paciencia?

Adela Cortina: "Quan hi ha poc cor, és que falla la raó"



Entrevista publicada a "El Periódico" (8/8/2007)

Imparteix seminaris, dóna conferències, participa en debats, publica articles, assessora ministeris, dirigeix una fundació sobre ètica dels negocis, forma part de comitès ètics d'empreses... L'agenda d'Adela Cortina (València, 1947) és un dels nervis que manté viva la reflexió filosò- fica pràctica a Espanya. El seu últim llibre, Ética de la razón cordial (premi Jovellanos d'assaig 2007), invita a pensar amb el cor i a sentir amb el cap.


Els comitès d'ètica proliferen. ¿És una moda?

Part d'aquest interès no és més que màrqueting, però això tampoc és dolent. Les grans companyies han descobert que el millor màrqueting que existeix és la bona reputació i saben que tenir comitès d'ètica que vigilin el respecte dels valors les fa pujar en els rànquings d'empreses fiables. Per altra banda, la societat avui en dia és més reflexiva i ha vist que amb nivells d'ètica més alts tot funciona millor. L'ètica genera prosperitat.


El fi d'una empresa és guanyar diners, no la responsabilitat social.

Aquesta idea ha canviat. Avui l'empresa ha de respondre davant la butxaca de l'accionista, sí, però també davant la societat i el medi ambient. La que només pensa en l'accionista no genera bona reputació, i això es paga. Generar simpatia és més intel.ligent i rendible.


Vostè proposa una ètica de la raó cordial.

L'ètica d'avui no es pot basar únicament en la raó, ha d'atendre altres dimensions humanes, com per exemple el sentiment, els valors, els interessos i la compassió. Pascal ja deia que hi ha raons del cor que la raó no entén. S'ha de conèixer la veritat, però també la justícia, i només una raó cordial, que atén el cor, pot descobrir el que és just. Qui no s'indigna i sent dolor davant el dolor dels altres no pot tenir sentit de la justícia.


És més fàcil que el cor entri en raó, o que a la raó li surti cor?

Quan un dels dos costats falla, és igual de preocupant. Perdre la raó és greu, però patir ceguesa emocional és encara més perillós.--Els diaris expliquen espants.


¿Falla el cor o la raó?

Fallen tots dos. Quan hi ha poc cor, és que falla la raó. I si falla el raonament, el cor va al darrere. Quan algú mata la seva parella, falta cor, però també raó.


Davant d'un suïcida que s'immola, quina reflexió es pot fer?

Aquí la situació és difícil. Tenir conviccions és bo, però han de ser racionals, obertes al diàleg. Un demostra que té conviccions fermes quan es deixa criticar. Les ments dogmàtiques no tenen cor, perquè no són capaces de vincular-se amb l'altre. L'arrel del cor és reconèixer l'altre.


Això no s'hauria d'ensenyar a les escoles?

Per descomptat. Per això no entenc l'embolic que s'ha muntat amb l'assignatura d'Educació per a la Ciutadania. Em recorda el motí d'Esquilache. És clar que l'escola ha d'ensenyar valors, en això hauria d'estar tothom d'acord. No hi ha base per a la polèmica.


Però la polèmica existeix.

Per motius ideològics, no pel contingut de l'assignatura. Que em diguin en què dissenteixen, amb el document a la mà. ¿És relativisme moral defensar els Drets Humans? ¿D'on han tret que es fomenta la ideologia de gènere?


Compari la radiografia ètica de l'Espanya d'avui amb la de fa 30 anys.

Que hem guanyat llibertats civils i polítiques no hi ha dubte, però els joves han perdut alguna cosa que potser la meva generació va tenir en excés, i és el principi de l'esforç. Ho tenen tot a l'abast de la mà i pensen que ja no cal esforçar-se per res. Estan enganyadíssims. És perillós, perquè una societat que fa abandó de la seva responsabilitat al final acaba perdent la llibertat.


Això com es corregeix?

Amb un pacte social que impliqui les escoles, els pares i totes les institucions. Tant a les aules com a les cases hi ha deixament de mestres i pares que han llançat la tovallola. Per això és bo que existeixi una assignatura com la d'Educació per a la Ciutadania.


Vostè és optimista davant el futur?

Molt pessimista no sóc. Hi ha raons per pensar que això millorarà; cada vegada hi ha més consciència del que passa. La meva gran esperança són els moviments ciutadans. Les persones que s'atreveixen a pensar per elles mateixes són les que poden canviar el món.


Al final triomfarà la compassió?

Jo no sé quin serà el final, el que sí sé és que aquest final dependrà del que fem nosaltres avui i ara. Al col.legi de monges em deien que la culpa de tot la tenia el dimoni. A la facultat ens explicaven que el culpable era el sistema. I avui, que tot és per la globalització. ¿I no hi ha res a les nostres mans? És un error. S'han de fer coses, i s'han de fer ara.

6.8.07

MÚSICA Y MASONERÍA



La música es el arte de producir y combinar sonidos acordes de todos los elementos de creación sonora: instrumentos, ritmos, sonoridades, timbres, tonos, organizaciones seriales, melodías, armonías, etc., En su sentido más primigenio, es el arte de producir y de combinar los sonidos de una manera tan agradable al oído, que sus modulaciones conmueven el alma.

En todas las civilizaciones, la música cobra un papel importante en los actos más relevantes, social o personalmente, donde ejerce un papel mediador entre lo diferenciado (material) y lo indiferenciado (la voluntad pura), o entre lo intelectual y lo espiritual. Por ello cobra especial importancia en las ceremonias rituales, además de por su capacidad de promover las emociones. La música representa el equilibrio y orden; es un lenguaje universal.

En la Masonería, la música representa una de las siete artes liberales, simbolizando la armonía del mundo y especialmente la que debe existir entre los masones. A través de la belleza de los sonidos y de la armonía de los ritmos se llega a la sabiduría del silencio.

La música es el arte de organizar los sonidos. Todo arte consiste en organizar un material de acuerdo con las «Leyes» y un propósito. La música es, en ella misma y por esencia, una masonería, una construcción de carácter iniciático.

Los elementos que la componen no son los sonidos, piedras brutas, sino las notas, piedras talladas. Los tres parámetros que precisa la talla de la piedra, la precisa el sonido: La Fuerza, que reside en la densidad.

La Sabiduría, en su «tempo» o longitud. La Belleza, en su altura o frecuencia.Las piedras justas y perfectas del edificio musical deben ser ensambladas: la música es una construcción, una arquitectura, un «arte real» que nos revela las leyes universales de la «Gran Obra» que podemos organizar en tres etapas.

El Silencio, vacío necesario antes de la manifestación, es el estado de aprendizaje.

El Sonido, la manifestación, la toma de conciencia, el despertar del compañero.

La Melodía, la organización del sonido por el maestro.

Se puede encontrar otra analogía en tres etapas, entre el método de formación del músico y del masón:

El Aprendiz: Estudia la música en sí mismo (canta). Aprende a descodificar unos símbolos o signos (solfeo) y escoge su/s instrumento/s. Para ello precisa de un maestro o instructor.

El Compañero: Alcanza la soltura en la interpretación de los signos y en la utilización de su/s instrumento/s. Colabora con otros compañeros en el canto y en la interpretación (polifonía, conjuntos instrumentales). Estudia la historia, los estilos y a los grandes maestros. En esta etapa el compañero entra en un proceso de auto-formación.

El Maestro: Su tarea es alcanzar una interpretación personal, una vivencia que haga posible la transmisión de la obra. El maestro trabaja en soledad, pero precisa de un aprendiz, del cual aprende todo lo necesario para alcanzar la auténtica maestría.

Con esta relación se cierra el ciclo.

La música en la Logia esta representada por la Columna de Armonía que es el conjunto instrumental o reproductor musical destinado a la ejecución de la música masónica en el curso de las ceremonias rituales.

En las logias, hasta que en el siglo XVIII empezaron a introducirse instrumentos de cuerda, trompetas y tambores, sólo se empleaban voces.

La designación de «Columna de Armonía» aparece a finales del reinado de Luis XV para referirse al conjunto de instrumentos que sonaban en las ceremonias, que contaba con un máximo de siete instrumentistas: 2 clarinetes, 2 cuernos, 2 fagots y 1 tambor.

Luego, la competencia entre las logias por contar con los más virtuosos instrumentistas originó que se admitiesen en las mismas músicos, que exentos de cotización alguna prestaban estos servicios (aunque sólo podían aspirar al grado de Maestro), y componían obras para las diferentes ceremonias masónicas (tenidas, banquetes, fúnebres, iniciaciones, etc.); estos hermanos artistas tenían el mismo derecho al voto que el resto de los hermanos y en las grandes ceremonias, celebraciones y banquetes estaban obligados a contribuir con su arte.

La Columna de Armonía tiene como misión aportar un complemento al ritual, por lo tanto es una música funcional, cuyo valor no depende en primer lugar de su valor intrínseco, sino de su adecuación al destino que se le asigna.

Quizá la más alta representación de la música masónica corresponda a W. A. Mozart, quien fue iniciado como aprendiz masón el 14 de diciembre de 1784 en la logia La Esperanza Coronada y con este motivo se interpretó en la logia su cantata «A ti alma del Universo, OH Sol» (K. 429) en la que el aria del tenor es un himno al sol y a la luz; cantata doblemente adaptada a la celebración de la gran fiesta masónica de San Juan del verano (más conocida como del solsticio de verano) y punto culminante del año masónico; y que encaja igualmente en la ceremonia de iniciación del primer grado masónico, cuando el aprendiz, después de haber sufrido las pruebas simbólicas, recibe la luz.

Agradecido y apasionado por su Logia, compuso para ella los más notables cantos, en los que no se limitó a expresar de una manera sencilla y bella el sentido de las palabras, sino que dio a las notas todo el calor de su fantasía, todas las nobles y levantadas aspiraciones de un alma conmovida por lo bueno y lo bello y ardiendo de amor por la humanidad.

Con motivo de la ceremonia del paso de su padre al grado de compañero, puso música a un poema de Joseph Von Ratschky, «El viaje del compañero» (K 468) para canto y acompañamiento de piano.Unos meses antes de acceder al tercer grado de la masonería, asistió el 11 de febrero de 1785, en la logia vienesa «La verdadera concordia», a la iniciación masónica de su amigo Joseph Haydn en el grado de aprendiz, y a quien Mozart, con este motivo, dedicó los «Seis cuartetos de cuerda».

Poco antes de la doble investidura que Mozart y su padre recibieron el 2 de abril de 1785 como maestros masones en la logia vienesa «La esperanza coronada», compuso para esta logia dos de sus más importantes composiciones masónicas: «La alegría masónica, (K 471) y la «Música fúnebre masónica» (K 477).

En 1786, con motivo de una reorganización de las logias vienesas ordenada por el emperador José II, Mozart compuso para su logia «La nueva esperanza coronada» dos cantatas masónicas: «Para la apertura de la logia» (K 483) y «Para la clausura de la logia» (K 484).Nos encontramos todavía con tres obras de Mozart ligadas a la masonería, y en las que descubrimos a Mozart comprometido con la libertad y con los ideales de la Revolución Francesa, especialmente en «Vosotros los que honráis al Creador del Universo infinito» (K 619), que es un mensaje dirigido a la juventud alemana en el momento en que componía la ópera de la fraternidad universal.

Las otras dos composiciones estrictamente masónicas a las que Mozart puso música fueron una pequeña cantata masónica, «Elogio de la amistad» (K 623), fechada en Viena el 15 de noviembre de 1789), y «Enlacemos nuestras manos» (K 623a) y que se canta constituyendo la cadena de unión.Su obra póstuma, su canto de cisne, fue la que tituló «Pequeña Cantata Masónica», cuya audición dio en una tenida de su logia, dirigiendo él mismo la audición, dos días antes de sentirse atacado por la enfermedad misteriosa que le condujo al sepulcro.

Resulta emocionante ver a Mozart en el umbral de la muerte, olvidándose de sí y de su angustia física, cantando la fraternidad unida en el trabajo, y la presencia de la luz en el ímpetu y en el calor de la esperanza. Tres semanas más tarde, fallecía.Una relación de músicos o músicas inspiradas por los ideales masónicos sería inacabable, pero quizás los más representativos sean: J. Haydn, I. S. Bach, L. W. Beethoven y F. Liszt