17.1.09

El Diablo de Tolstoi

Esta tarde he terminado de leer "El Diablo" del gran escritor ruso Lev Nikoláyevich Tolstoi.
De Tolstoi, confieso que me impactó sobremanera su Ana Karenina, obra que considero una de las más preciadas de mi biblioteca y de la que quizás hable otro día porque con esta novela hay mucha tela que cortar, pero hoy, como he dicho, toca hablar de "El Diablo", un relato corto altamente recomendable.
Si quien lea este post, no ha tenido la oportunidad de leer no este inquietante y aparentemente sencillo relato, que lo haga de un tirón y que disfrute de un texto magistral, sacando sus propias conclusiones.
De Tolstoi podría decir muchas cosas, y aunque no es mi escritor ruso de referencia, debo decir que su inmenso talento literario hace que los personajes de sus obras sean tan creibles que a veces, al leerlo, te da la sensación de estar haciendo una introspección hacia tu propia vida interior.
Tolstoi no deja de ser un profeta moral. No un predicador, que quede claro, porque Tolstoi profetiza pero no predica, muestra hechos creíbles y duros, previsibles que son la consecuencia lógica de las acciones de sus personajes, todos ellos profundamente humanos, para lo bueno y para lo malo.
La lectura de este relato corto del maestro Tolstoi, me produjo una indisimulada inquietud, y en este caso, como sabéis, cuando ésto pasa, no valen para nada los análisis inmediatos ni las reflexiones sesudas, sino sólo el "feeling" que te produce la novela. Nada más.
El Diablo es un cuento en el que el joven hacendado Yevgueni Irténev, retratado física y moralmentepor Tolstoi como eso que convendríamos en llamar una buena persona, agradable, un tipo justo e inteligente, que se entrega a la tarea de remontar la finca heredada siguiendo los métodos que en su día aplicara su abuelo.
Recluido en el campo, soltero y solo, aunque con algunos remilgos de conciencia, decide contratar una joven campesina, Stepanida, para que le haga favores sexuales hasta su matrimonio con una chica de su propia clase social.
Yevgueni se plantea a sí mismo este trato como una necesidad similar a comer y dormir. Pero, algo huele mal, algo le dice que no es tan simple. El asunto es que se casa y todo el va bien hasta que regresa a la hacienda y vuelve a encontrar a la campesina. Entonces todo se desordena porque despierta la pasión escondida.
La pasión por Stepanida, la campesina, se desarrolla paralelamente al trabajo organizativo de la finca.
Llega un momento en que Yevgueni se casa con una muchacha que conoce en la ciudad, Liza Annenskaya, una señorita delicada y sentimental de la que se enamora y se casa.
Momentáneamente Yevgueni olvida a la campesina y se aparta de ella. Parece que eso es lo conveniente y adecuado.
Pero su esposa pierde el hijo que esperaba, mientras que Stepanida tiene uno que bien podría ser suyo.
Encuentros ocasionales con la joven campesina, tormentos interiores entre el deseo y el deber moral que él mismo se impone, llevan a Yevgueni cada vez más a sentirse poseído por alguien o algo que maneja su vida.
Finalmente, y cuando todo parece haber alcanzado su punto de perfección, pues la finca ha salido definitivamente de dificultades y Liza, su mujer ha tenido una niña por fin y él ha entrado en política local como propietario respetado por todos, Yevgueni no puede soportar más la pasión que lo domina y toma una terrible determinación: se suicida.
Sin embargo, la cosa no acaba ahí, sino que Tolstoi ofrece otro final en el que Yevgueni mata a la campesina. Es detenido y juzgado pero su pena es condonada y sustituida por penitencia religiosa porque su crimen se considera fruto de una locura transitoria. Regresa a su finca y allí se va degradando, alcoholizado y acabado.
Altamente recomendable. Vale la pena leerlo.

No hay comentarios: