3.12.14

Sólo los Amantes Sobreviven

Ayer visioné una película que merece un comentario en este Blog.
Me estoy refiriendo a "Solo los Amantes Sobreviven", dirigida en 2013 por Jim Jarmusch y que me fue recomendada hace poco por un muy Querido Hermano.
El inicio del film es bellísimo.
El cuadro se cubre de un nocturno cielo estrellado, luego comienza a girar en círculos hasta fundirse en un tocadiscos que sigue dando vueltas en plano cenital mientras se escucha Funnel of Love, de Wanda Jackson.
El disco continúa girando hasta desvanecerse y mutar hacia los dos protagonistas que descansan plácidamente en sus secretos escondites.
Eva está recostada en el piso con la cabeza apoyada sobre su cama. Luce una bata negra con bordes labrados en dorado. 
Su cabello es largo y rubio, tiene un peinado salvaje que armoniza con la palidez de su rostro. 
Adam está sentado en un sillón de cuero bordó, tiene el torso desnudo y usa jeans oscuros. Su cabello es negro y largo hasta los hombros. 
Una de sus manos abraza una guitarra. La blancura de su piel resalta en la penumbra de su cuarto.
La película, de un subido decadentismo romántico, nos narra la historia de unos vampiros que llevan siglos y siglos caminando sobre la Tierra, ocultos, cansados de una existencia aburrida en la que han visto cómo el ser humano lo ha echado a perder prácticamente todo y que se han acabado dando cuenta de que ellos son la "última frontera" que preserva la esencia y el patrimonio de todo aquello que hace humano al ser humano.
Adam e Eve desprecian a los humanos por todo ello (nos llaman Zombies) por haber degradado las más bellas manifestaciones de nuestra civilización y habernos sumido, como borregos obedientes ante el matarife, en nuestra propia e inevitable autodestrucción.
A Eva y Adam los unen siglos de amor, de arte, de pasión, de goce y sobretodo, de tiempo.
Son una pareja de amantes vampiros que han sobrevivido hasta nuestros días.
Adam vive en Detroit, una ciudad que quedó en el olvido por la crisis de la industria del automóvil. Es músico y compone anónimamente exitosas piezas de Dark Rock.
Nadie conoce su identidad y nada desea nada de los humanos. 
Vive recluido en una antigua casona de un barrio solitario y sólo tiene conexión con el exterior a través de dos proveedores, uno de ellos es un joven (que lo visita en su casa y le consigue lo que desea, desde modelos de antiguas y valiosas guitarras (pasando por balas de la más pura madera para acabar con inmortalidad de un vampiro hastiado de la vida eterna) y un médico que le suministra sangre de la máxima calidad.
Al otro lado del planeta, en Tánger, vive Eva, su esposa.
Eva es una enigmática y elegante vampira que habita en una casa colmada de libros en su primera edición y que ella lee espiritualmente maravillada en su idioma original. 
Durante la noche sale a caminar, en busca de su amigo entrañable, otro legendario vampiro que es el poeta Christopher Marlowe, el verdadero y desconocido autor de las obras  de Shakespeare, quien le provee de sangre de alta calidad, mientras hablan de arte, de literatura y de filosofía.
Adam e Eve son dos vampiros en tiempos de Tribulación acosados por una invasión Zombie: la de la propia degradación del ser humano.
Ocultos en su propia inmortalidad, Adam e Eve saborean la sangre más pura (como si se tratase de la más potente droga) y previenen cuidadosamente su salud y su vida evitando la ingestión de sangre contaminada, la que corre por las venas del común de los mortales, hijos de una civilización degenerada y sin salvación.
Como Dandis decadentes, nihilistas y sofisticados a la antigua usanza, Adam e Eve cultivan su refinado gusto evitando socializarse con la degradación del universo Zombie que les rodea a fin de poder conservar el milagro de caer rendidos ante la belleza del legado de una Humanidad que ya no existe.
Eva y Adam están siempre íntimamente conectados. Lo que uno siente influye en el otro, más allá de la distancia que los separa.
Ella más cálida y serena, él, más frío, deprimente y asqueado de la vida, pero juntos, una pareja que se desea, se comprende y se complementa. Una relación intensa y única. Amor en estado puro.
Eve siente la melancolía de su esposo y viaja a verlo. Se traslada de noche y en su equipaje sólo lleva libros y una petaca que contiene sangre espesa y de un intenso color rojo.
Se esperan ansiosamente, su encuentro no hace más que revivir la pasión que sienten. Juntos beben la sangre más pura y rememoran el pasado compartido con los grandes protagonistas de la Historia: filósofos, intelectuales, exquisitos poetas y los músicos más consagrados.
Su calma no tarda en alterarse con la llegada de la hermana menor de Eva, una inquieta vampiresa adolescente, llamada Ava, que se muestra más zombie que vampira y que pugna por integrarse socialmente en decadente mundo postmoderno. Afortunadamente, su paso será breve, y todo volverá al equilibrio deseado por la pareja.
Rehuyendo los tópicos de la temática vampírica (ataúdes, ajos, crucifijos, estacas de madera), nuestros vampiros solo utilizan guantes y gafas de sol, y beben sangre en copas de fino cristal de Bohemia gozando juntos de su vida eterna funcionando en un tándem perfecto.
En una escena de la película, los protagonistas, asqueados con una Posmodernidad Líquida que les produce nauseas, hablan de los genios humanos que han dejado una impronta en la Cultura de nuestra especie.
Mientras circulan de madrugada por las fantasmagóricas calles de un Detroit destruido por la crisis de la industria del automóvil, citan a Schubert, Edgar Allan Poe, Kafka, Samuel Beckett, Baudelaire o Einstein, lo mejor que los humanos han dado al mundo y que de los que ahora, solo los No-Muertos son su único testimonio.
Debido a su inmortalidad, los vampiros han pasado por todos los tiempos y, por ende, todas las culturas; por lo cual ellos mantienen un fuerte respeto y un sentido ecológico con todos los objetos construidos por los humanos y por todos los seres vivos y conviven con tecnología antigua y lo más Cool,  constituyendo así una síntesis de lo mejor de la Cultura  humana.
En definitiva, las más delicadas Flores del Mal preservadas en un precioso, frágil y sobrenatural hibernáculo.
"Solo los Amantes Sobreviven" es mucho más que una película de vampiros al uso.
Con una absolutamente genial banda sonora (quisiera destacar especialmente la inexpresable interpretación del tema "Hal", por Yasmine Hamdan) la película es en sí misma una firme y desesperada vindicación en favor del Arte, la Ciencia, la Naturaleza, la Filosofía, la Literatura y la Cultura que clama por preservarse frente a su inevitable colapso provocado por la degradación de nuestra especie, convertida en un mero instrumento de la voraz especulación financiera, el imperio de los mercados y la vacía "Cultura de Masas".
El final de la película es brutal, desgarrador pero inevitable.
Los dos amantes vampiros, sin disponer del suministro de la sangre más pura para poder sobrevivir, se convierten en otra remesa de carne picada para el Gran Leviathan de la Pesadilla Neoliberal y no les queda otro remedio que volver a lo que siempre fueron. 
En definitiva, la película "Solo los Amantes Sobreviven" , que os recomiendo sinceramente a tyodos, es pues un canto desesperado hacia todas aquellas cosas que hacen que la vida realmente valga la pena y que trágicamente, en nuestro mundo Zombie, solo los No-Muertos se mantiene como sus albaceas y en nuestra última esperanza para su futura  preservación.

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