La Masonería
Especulativa se fundó en 1717 con el objetivo de unir los altos valores morales
que, sin ella, habrían seguido siendo ignorados, y para ser el Centro de esta
Unión.
De este modo, la
Francmasonería tiene como objetivo preparar la Concordia Universal y trabajar
para la mejora material, moral y para el perfeccionamiento espiritual,
intelectual y social de toda la Humanidad tomando como divisa los principios de
Libertad, Igualdad y Fraternidad.
En este sentido
pues, la Masonería Especulativa, asume desde sus orígenes el compromiso de
convertir su acción y su misma razón de ser en una acción emancipadora no tan
solo del Masón sino de la Humanidad en su conjunto.
Diversos y
fundamentados estudios históricos demuestran con total certeza que la Masonería
practicada por las Logias creadas en Francia a lo largo del siglo XVIII
siguieron fielmente los principios establecidos por las Constituciones de
Anderson de 1723 por lo cual su praxis puede considerarse, sin lugar a dudas,
como la herencia más fiel a la voluntad constitutiva de los primeros
Francmasones Especulativos del ya lejano 1717.
Dicho esto,
podemos convenir que el Rito Francés se fundamenta, como lo hace toda la
Masonería Liberal y Adogmática, en los principios de Libertad, Igualdad y
Fraternidad, pero da a los mismos un valor más próximo y fiel a sus orígenes;
es decir, anclándolos en la necesidad de que la Orden Masónica se constituya y
actué como elemento dinamizador del proyecto de perfeccionamiento personal del
Ser Humano pero a su vez, de la imprescindible liberación integral de la
Humanidad.
Dos objetivos pues
que marchan al unísono y que deben realizarse conjuntamente de forma necesaria,
dado que el uno sin el otro dejarían la misión de la Masonería a medio hacer y
la Gran Obra permanecería incompleta. La Libertad, entendida por el Rito
Francés como el estado natural y deseable del ser humano y que se fundamenta en
el principio republicano de la "no dominación coercitiva" de una
persona sobre otra en ningún ámbito de la existencia humana y que encuentra sus
fundamentos últimos en el desarrollo del autoconocimiento, el socrático "Nosce Te Ipsum" y el kantiano
"Sapere Aude".
Solo en estas
condiciones, la Libertad puede fundamentarse en torno al segundo pilar de la
divisa Masónica, la Igualdad, que no supone una vindicación del igualitarismo
sino de la plena igualdad de oportunidades y el derecho a un tratamiento igual
que concurre desde el punto de vista ético y moral entre el Yo de todos los
individuos para que estos puedan estar capacitados, desde su Libertad, para
poder realizar con plena autonomía sus personales proyectos de vida.
La combinación de
la Libertad y de la Igualdad, conjuntados bajo estas premisas, es lo que dota
al Rito Francés de un carácter radicalmente democrático, que se refleja en su
organización, en su funcionamiento y en su práctica ritual y simbólica.
De este modo, el
Rito Francés hace suyo, en su praxis y en su fundamento el principio
establecido en la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU de 1948 cuando
se afirma que: "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad
y en derechos, y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros".
Esta afirmación,
nos lleva al tercer gran pilar de la Francmasonería y que en el Rito Francés
actúa como elemento clave en su compromiso social con la Emancipación de la
Humanidad en su conjunto.
La Masonería
considera que todos los seres humanos, sean o no masones, deben tratarse y
considerarse entre sí como hermanos.
Dotados de
Libertad y en un marco de Igualdad entre ellos, la Fraternidad es el valor en
el que convergen y se realizan en toda su plenitud los dos principios
anteriores. Para un Masón de Rito Francés, no existe separación alguna entre la
Fraternidad entre los Francmasones y la Fraternidad de éstos con la Humanidad
en su conjunto.
Siguiendo este
correlato, la acción de perfeccionamiento moral, ético, espiritual y social que
la Masonería aporta al Masón no debe ser del dominio exclusivo de éste para
convertirlo en una suerte de élite, sino que los principios aprendidos y
aprehendidos deben ponerse al servicio del máximo objetivo de la liberación
social de todos y cada uno de los seres que forman el género humano.
Es por ello que la
acción social y cívica se convierte en un imperativo ético y moral para
cualquier Masón que practique el Rito Francés de tal modo que en su camino de
perfeccionamiento personal, el trabajo socialmente activo y comprometido, se
convierte en un imprescindible deber y en una parte esencial del Método
Masónico.
Esta
particularidad, es quizás el elemento clave que aporta un mayor valor añadido a
la práctica de la Masonería de Rito Francés marcándolo con un sello distintivo
más característico. Nuestro campo de acción es el Ser Humano y la Humanidad
entera y nuestro propósito es contribuir activamente a alcanzar su completa
liberación moral, ética, intelectual, espiritual y social. Distintos prismas y
distintos objetivos, que los Masones de Rito Francés concebimos como un
inseparable todo y que constituye nuestra última razón de ser.
La Obra de la
Ilustración es, en los tiempos que nos han tocado vivir, una tarea a medio
hacer y que hay que completar. A la Gran Obra de la Masonería le queda aún un
largo trecho que recorrer para culminar su objetivo fundacional y el Rito
Francés ofrece a los Masones que lo practicamos, un Método y una práctica
revolucionaria que conformará los pilares de una nueva Humanidad de un tiempo
aún por venir.
En este común objetivo, en tanto que Centro de Unión, estamos unidos todos los Francmasones, con independencia del Rito con el que trabajamos.
En este común objetivo, en tanto que Centro de Unión, estamos unidos todos los Francmasones, con independencia del Rito con el que trabajamos.
Prometeo (M.·. M.·.). R.·.L.·. Icària. Or.·. de Barcelona
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