Una
fría noche de un viernes 28 de febrero de 1986, a las 23:21 horas, era asesinado en las calles de Estocolmo
con 2 disparos por la espalda un hombre bueno y un sincero y honesto combatiente Socialista:
Olof Palme, por aquel entonces Primer ministro de Suecia y líder del Partido
Socialdemócrata.
Con
este asesinato no solo se ponía punto y final a la carrera política de Palme
sino que en aquella aciaga noche, en la calle Sveavägen, alguien consumó la muerte
de la "verdadera" Socialdemocracia, quitándose de en medio a alguien
único y molesto que si no hubiera acabado siendo víctima de aquel vil asesinato, no habría tolerado que
cambiase el rumbo de la historia del socialismo democrático.
Porque tened por bien segura una cosa: si aquel atentado no se hubiera producido, la presencia activa y radicalmente militante de Olof
Palme no hubiera permitido que en nuestros tiempos de globalización neoliberal,
la palabra Socialdemocracia se hubiera acabado corrompiendo hasta el punto en que hoy es sinónimo de una ideología absolutamente agotada en su esencia y sumisamente colaboracionista con los intereses del capitalismo salvaje y genocida.
Olof
Palme era un tipo incómodo y por esto fue asesinado. No tenía lugar en el
futuro que en aquel entonces los "ingenieros sociales" del
capitalismo estaban diseñando ya para jodernos a todos y convertir nuestras vidas en un infierno.
Palme
era un socialista "de verdad".
Creía y practicaba en el día a día de su acción política en una sociedad democrática, abierta, progresista y socialmente justa y lo practicaba como proyecto político no solo en su propio país sino con una vocación internacionalista y solidaria que tenía al mundo entero como campo de batalla de su irrenunciable lucha política por el Socialismo.
Creía y practicaba en el día a día de su acción política en una sociedad democrática, abierta, progresista y socialmente justa y lo practicaba como proyecto político no solo en su propio país sino con una vocación internacionalista y solidaria que tenía al mundo entero como campo de batalla de su irrenunciable lucha política por el Socialismo.
Tras
el asesinato de Palme, aquella Suecia que yo conocí, murió gradualmente engullida
por la traición de los propios y la tan ansiada venganza de la derecha de su
propio país.
Algún
día y más allá de las amañadas investigaciones oficiales sobre la autoría del
crimen, deberían establecerse las conexiones entre el asesinato de Palme y las
estructuras de inteligencia y de los poderosos sectores de la extrema derecha incrustados en las fuerzas de seguridad de Suecia en alianza con los intereses geopolíticos reaccionarios de una superpotencia
que sigue rigiendo hoy en día los destinos miserables a los que se ha condenado
a la Ciudadanía de Occidente con la más que probable complicidad de la derecha sueca (y la de los "vendidos" gobiernos
socialdemócratas que sucedieron a Palme también) en el crimen.
Tras
el asesinato de Palme Suecia viró radicalmente a la derecha (de la mano de la propia
Socialdemocracia sueca dirigida por el siniestro Göran Person), mientras que en el resto de Europa emergía la
degenerada "Tercera Vía", de la mano del nefasto Tony Blair y cuya
senda sería seguida por los "socialdemócratas" (???) continentales,
entre los que incluyo sin reserva alguna a siniestros personajes como Felipe González,
François Miterrand o Gerhard Schröeder y otros más cercanos a nuestra sufrida realidad, tales como Zapatero o Pedro Sánchez, que estos días está
de moda por su propuesta de pacto de gobierno con los neofalangistas 2.0 de
C's.
Aquella
noche de aquel frío 28 de febrero de 1986 en que asesinaron a Olof Palme, la Socialdemocracia mutó
irreversiblemente para convertirse en lo que es hoy: una dócil y cómoda muleta para llevar a buen puerto la destrucción de la izquierda democrática en
beneficio de un Nuevo Orden Mundial gobernado por un único paradigma
neoconservador, reaccionario y austericida que une en sagrada comunión a los
neoliberales de derecha y a aquellos que aún tienen la jeta (y la indecencia)
de seguir definiéndose a sí mismos como socialdemócratas pero que corrompen
este término solo con pronunciarlo.
Así, a base de crímenes, los poderosos escriben la historia.
Así, a base de crímenes, los poderosos escriben la historia.
Compañero
Olof Palme: han pasado 30 años desde tu vil asesinato pero hoy, en estos tiempos aciagos, seguimos siendo muchos
los que te echamos enormemente de menos y seguimos considerándonos tus huérfanos políticos.
2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo con el contenido del blog.
Desgraciadamente, todo lo que en el se afirma es cierto.
La Socialdemocracia, ha muerto.
Gracias por tu comentario Maribel.
Somos muchos los Socialdemócratas (de verdad) nos encontramos desorientados por el abyecto giro neoliberal de los que hoy sin legitimidad alguna se proclaman herederos y continuadores del ideal de la Socialdemocracia.
¿Qué nos queda?.
Pues seguir luchando desde la izquierda para liberar a la Socialdemocracia de su secuestro por parte de la gentuza infamemente vendida al Becerro de Oro y hacer de nuestra lucha y de nuestra resistencia un testimonio de reivindicación de los principios por los que luchó Olof Palme, el ultimo Socialdemócrata.
Gracias y Salud, Compañera!!!
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