Un fantasma recorre Europa: el Tratado
de Libre Comercio entre EEUU y la Unión Europea (Transatlantic Trade and Investment Partnership -
TTIP), también
conocido como Tratado de Libre Comercio Transatlántico) que
se está negociando y cerrando a nuestras espaldas y que como una Viuda Negra se
cierne amenazante y letal sobre nuestras vidas y que con toda seguridad va a
acabar por ser la puntilla que le faltaba a la pesadilla neoliberal para completar su obra de genocidio social programada a escala
planetaria.
Como
todo tratado de libre (???) comercio sus objetivos visibles y enunciados por
sus promotores (las transnacionales), es la liberalización del comercio eliminando
las barreras que obstaculicen el intercambio comercial.
La
Unión Europea (convertida por los psicópatas que nos gobiernan en una verdadera "Cárcel de los Pueblos"), nos
está vendiendo las virtudes del TTIP en cuanto a que la adopción de un prisma
transatlántico en las relaciones comerciales supondrá un impulso muy positivo
para las economías de los Estados miembros.
Así,
en la web de la Unión Europea en su representación para España se recoge la
siguiente información acerca del TTIP: “El
TTIP tiene como objetivo eliminar las barreras comerciales entre los Estados
Unidos y la Unión Europea (suprimir aranceles, normativa innecesaria,
restricciones a la inversión, etc.) y simplificar la compraventa de bienes y
servicios entre estos dos espacios. Eliminar esas barreras supondrá crecimiento
económico, creación de empleos y una disminución de los precios.”.
Y
continua la información arrojando unos datos económicos alentadores y que ponen
de manifiesto las virtudes de esta nueva forma de relaciones comerciales entre
USA y UE. Se nos dice de que “se calcula
que la economía europea podría beneficiarse con 119 000 millones de euros al
año y la estadounidense con unos 95 000 millones de dólares. Para España, el
acuerdo podría significar 143 000 nuevos puestos de trabajo y un incremento de
su PIB per cápita en un 6,5 %”.
¡Qué
maravilla!.
¿Quien,
en su sano juicio podría resistirse al advenimiento de esta Arcadia Feliz?.
Pero
la verdad es que, más allá de la propaganda del Leviathan Neoliberal y de sus
adláteres, este Tratado tiene muy poco de libre comercio y sus nefastas consecuencias,
en caso de aprobarse e implementarse (que por desgracia nuestra será lo más
probable, por no decir que inevitable) va a transformar decisivamente el mundo
en que vivimos de forma extraordinaria e irreversiblemente nefasta.
El
TTIP es un Caballo de Troya dirigido contra la línea de flotación de la Democracia que en realidad va muchísimo
más allá de un simple acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos y la
Unión Europea.
Digamos
que en esencia el TTIP persigue tres grandes objetivos:
El
primero y el que "nos venden" oficialmente como la motivación del
Tratado, es el de la supresión de la últimas barreras tarifarias entre la Unión
Europea y los Estados Unidos, que a fecha de hoy son ya muy bajos.
El
segundo pretende "armonizar" lo que denominan como "barreras no
tarifarias" entre los países involucrados y que, en realidad se refieren a
la armonización normativa.
El
tercero, consiste en garantizar mecanismos legales, llamados ISDS
(Investor-State Dispute Settlement), para que los inversores no se encuentren
con trabas reglamentarias o legislativas en los mercados que pretendan
introducirse, y en caso de encontrarlas, poderlas esquivar.
Para
que nos entendamos: más allá de la mixtificación del lenguaje que,
en la mejor tradición orwelliana hacen los promotores del Tratado, lo que
en realidad nos están diciendo es que el TTIP pretende barrer de un plumazo y
de forma definitiva a la soberanía democrática y substituirla por la soberanía de
las transnacionales.
Este
tercer objetivo del TTIP (su verdadera agenda oculta) supondrá instaurar un poder
judicial superior a los establecidos en las constituciones democráticas con potestad plena para dirimir toda cuestión
que se derive de la ejecución del Tratado, lo cual implica que, todo Estado
firmante del Tratado estará cediendo su soberanía jurídica a una instancia
superior cuyas decisiones tendrán primacía sobre las decisiones que pudieran
ser adoptadas en contra por parte de los tribunales nacionales.
Si
a eso le unimos el efecto de la "armonización normativa" a que obliga
la firma del Tratado, los tres poderes constitucionales: el Ejecutivo, el
Legislativo y el Judicial de los Estados firmantes se convertirían poco menos
que en una parodia, con lo cual la Democracia, como forma de gobierno y de
organización social, acabará definitivamente convirtiéndose en letra muerta.
Esto,
como ya hemos dicho antes, supone un verdadero Caballo de Troya para la mundialización
de la pesadilla neoliberal y consolidar el predominio absoluto del poder y los
intereses de las transnacionales y la muerte definitiva de cualquier modelo alternativo
basado en la Democracia, el Estado de Derecho, la Igualdad de Oportunidades y
la Justicia Social.
En
definitiva, un guión que supera con creces al de cualquier política de terror y
todo esto con la complicidad de las autoridades no democráticas de la Unión
Europea, de los Gobiernos títeres de los Estados miembros y de las tres grandes
familias políticas europeas (Populares, Socialdemócratas y Liberales). Todos
y cada uno de ellos, la misma basura colaboracionista.
En
este contexto, recomiendo la lectura de un artículo publicado en el rotativo
británico "The Guardian" el (8-5-14) "30.000 lobbyists and counting: is Brussels
under corporate sway?" para
obtener información adicional relevante sobre el funcionamiento real de la
Unión Europea y disponer de una visión de conjunto sobre cómo se toman allí las
decisiones, que, en el contexto del TTIP del que estamos hablando, muy poco
tienen que ver con la Democracia y mucho con su degradación teórica y práctica.
Vayamos a datos concretos sobre las pretendidas vietudes del TTIP para la gente de a pié.
Incremento del PIB per càpita
Según
el informe emitido por la Fundación Berstelsmann, se nos dice que, con la
aprobación del TTIP la renta per cápita en España se incrementaría en un 6’6%.
¡Fantástico!.
Lo que pasa es que los estudios macroeconómicos que sustentan esta afirmación
adolecen de una falta total de rigor científico de los modelos econométricos sobre los que se ha construído esta falacia, ampliamente denunciada por muchos economistas ajenos al Pensamiento Único
(o sea que no están hechos por encargo) y el caos es que con la crisis, las grandes
empresas españolas (las del IBEX-35) han aumentado sus beneficios año tras año,
mientras que las rentas familiares, que han ido menguando progresivamente
(alrededor del 10%) desde el 2008.
Pero
es más: el aumento de los ingresos no es un indicador fiable para garantizar la
riqueza de las familias, puesto que una mayor presión fiscal, como es la
política conservadora que desde Bruselas y el FMI se recomienda a los Estados
miembros, resta valor a las hipotéticas subidas en los ingresos contempladas en
estos estudios.
Creación de puestos de trabajo
Sobre
la creación de empleo, se nos dice que la implementación del TTIP en un
escenario de "liberalización profunda" (desregulación arancelaria y
homologación normativa plena con los Estados Unidos), supondría para España una
reducción del paro en torno a un máximo del 0,67%.
Lo
que nos están diciendo en realidad es que, bajo la aplicación del TTIP, si
España procediera a la liberalización completa del mercado laboral (es decir
dándole otra vuelta de tuerca y adoptando el modelo americano) y dinamitando las
ultimas trincheras del Estado del Bienestar (lo que queda de la sanidad
pública, las pensiones y las prestaciones sociales), quizás se podrían llegar a
crear a lo sumo, unos 40 mil puestos de trabajo.
Efecto sobre las exportaciones
Los
datos que aporta el estudio realizado por el Center for Economic Policy
Research, nos muestran claramente que una eliminación de los aranceles al
comercio conllevaría una disminución, en términos netos, del volumen comercial
para la mayoría de los países de la UE.
Es
más, en la mayoría de casos, los aranceles al comercio entre los Estados Unidos
y la UE son muy bajos, rondado en término medio el 4%. Por ello indican y lo
dejan claro en todos los documentos que es necesario sumar a estas medidas
otras que posibiliten la eliminación de
las denominadas barreras no arancelarias (la armonización normativa) que se
oponga al comercio trasatlántico y homologar regulación en materia laboral, social
y medioambiental.
Por
otra parte, un estudio realizado por el ÖFSE (Austrian
Foundation for Development Research), estima que la penetración de
productos norteamericanos de bajo coste en el mercado europeo reducirá
notablemente el comercio intra-europeo (calculan un 30% de disminución) en
detrimento de las economías menos orientadas a la exportación. El mismo estudio
señala que el TTIP impactaría negativamente en las exportaciones y el PIB de
los países menos desarrollados de la UE violando sus compromisos en promover la
cohesión de las políticas al desarrollo.
Y
la gran pregunta: ¿Quiénes serían los beneficiarios finales del TTIP en cuanto un
eventual incremento de las exportaciones
de la UE?. Pues, está claro, las transnacionales en detrimento de las PyMES.
Con
una normativa más laxa en materia arancelaria, laboral y social, las grandes
corporaciones no tendrán competidor a nivel local, pues las empresas locales,
con menos recursos y menor poder competitivo, serán barridas por estas otras.
Mientras,
la eliminación de los trámites reguladores en materia sanitaria permitirán que
muchas empresas norteamericanas y europeas inunden el mercado de productos
manipulados genéticamente o compuestos fitosanitarios hoy prohibidos en la UE
por sus efectos nocivos para la salud y el medioambiente.
Por
otra parte, se prevé la inclusión de normativas que garanticen el monopolio en
cuanto a patentes se refiere que las grandes corporaciones mundiales en materia
química o farmacéutica poseen (potenciando así su posición "canibalizadora"
de los mercados) y una generalización de su posición monopolística, lo que
provocará inevitablemente las políticas de precios pactados al alza, como
ocurre actualmente con los combustibles o la telefonía.
Efectos en el medio ambiente y la salud pública
A
fecha de hoy, la política medioambiental de la UE es mucho más estricta que la
de USA, hecho este que entorpece los intereses económicos de muchas empresas
norteamericanas y europeas implicadas en el TTIP.
Los
productos fitosanitarios suponen un paradigma dentro del TTIP, puesto que la
política normativa europea nada tiene que ver con la norteamericana. La fuerte
protección normativa existente es Europa viene a ser otro obstáculo en el
camino para los impulsores del acuerdo comercial trasatlántico.
Toda
la regulación está sujeta a ser modificada por el tratado, pero los
negociadores de Estados Unidos han señalado particularmente a la regulación
sobre sanidad y productos fitosanitarios como principales objetivos a
armonizar.
Se
puede decir, sin margen de error, que un tratado diseñado en los términos que
se plantean sería una seria amenaza no sólo al medioambiente, sino también un
peligro para la salud pública, pues se incorporarían al mercado europeo
productos cuyos daños para la salud están comprobados o tales que sus
consecuencias se desconocen, y que actualmente están prohibidos por los motivos
anteriores.
Entre
otras cosas los supermercados europeos se inundarán de productos que son
habituales en Estados Unidos y que sin embargo a día de hoy están prohibidos en
la Unión Europea por motivos sanitarios o ecológicos. Por ejemplo, el 70% de
toda la comida vendida en Estados Unidos contiene ingredientes modificados
genéticamente, algo impensable actualmente en la Unión Europea.
En
las décadas de los ochenta y noventa la Unión Europea introdujo restricciones a
la importación de muchos productos estadounidenses por motivos de salud.
Por
ejemplo, las granjas estadounidenses suelen incrementar su productividad a
través de la implantación a los animales de hormonas que les hacen engordar y
crecer más rápido. Dichas hormonas, aplicadas sobre las reses o los pollos,
están bajo sospecha tras vincularse con la proliferación del cáncer en humanos,
por lo cual la Unión Europea ha bloqueado sistemáticamente dichas
importaciones, a pesar de las duras críticas de la industria estadounidense.
Por
otra parte, el protocolo de Kyoto entraría en una nueva fase crítica, pues los
grandes emisores de CO2 tendrían casi barra libre para aumentar su
volumen de contaminación.
En definitiva
Visto lo visto, una eventual firma del TTIP por parte de la UE y
su posterior ratificación por parte de sus Estados miembros supondrá una radical
pérdida de derechos para trabajadores, empresas pequeñas locales, consumidores
y ciudadanos en general. Este espíritu, instalado en el seno de los órganos europeos
de poder, es inherente al neoliberalismo, pues la normativa en materia laboral,
social o medioambiental supone una "molesta traba" a la ferocidad
expansionista de los grupos de poder.
Sin
ir más lejos, en materia laboral EEUU se ha negado a ratificar convenios de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), incluyendo aquellos que se
refieren a la libertad de asociación y a las prácticas sindicales.
Todos
pugnan por atraer inversiones internacionales y nacionales por la vía de
reducir aún más las condiciones laborales, por lo cual una eventual igualación
de la regulación hacia el sistema estadounidense es compatible con la cruzada
que la Comisión Europea ha iniciado contra los salarios y el peso salarial en
la renta, de tal modo que el TTIP podría servir como "homogeneizador"
de las normas laborales europeas a los estándares americanos.
Por
otra parte y a modo de conclusión, nuestra ya mermada y debilitada Democracia recibirá un golpe letal con
la implantación del TTIP.
En
el caso de este ominoso proyecto de Tratado, su Omertá y su total ausencia de transparencia
y participación ciudadana representan por sí mismas una auténtica amenaza para
la Democracia, dado que el proceso de negociación está siendo controlado al más
alto nivel y con la única presencia activa de los Lobbies.
Si
añadimos a esto, la inclusión en el TTIP de una cláusula de protección de los
inversores extranjeros (el ISDS) que permitirá a las transnacionales el
demandar a los Estados cuyos gobiernos aprueben leyes que afecten a sus
beneficios económicos presentes o futuros, lo cual está prefigurando a nuestras
espaldas la construcción de una Supraconstitución a la cual van a someterse las
Constituciones nacionales.
De
este modo, un Estado podrá ser condenado por un tribunal internacional por
haber vulnerado los posibles beneficios de una multinacional. Pero además, las
grandes empresas podrán obviar los tribunales locales y directamente demandar a
los Estados a través de tribunales internacionales, algo que ningún ciudadano
puede hacer.
¡Poca
broma!
Consecuencias
que podemos evaluar a la luz de lo que actualmente, y en la misma línea,
podemos contrastar.
La
multinacional estadounidense Philip-Morris ha demandado a Uruguay por 2.000
millones de dólares por haber puesto alertas sanitarias en las cajetillas de
tabaco, lo cual obligó al Gobierno de Nueva Zelanda a retrasar la aprobación de
un pack sanitario hasta que se conociese la sentencia de Phillip Morris contra
Australia.
Otra
multinacional como Vattenfall ha demandado a Alemania por 3.700 millones de
dólares por haber apagado sus centrales nucleares.
Otra transnacional como Lone Pina ha
demandado a Canadá por 250 millones de dólares canadienses por la moratoria de
fracking que aprobó el Gobierno de Quebec y el Gobierno del Ecuador fue
sentenciado a pagar 2.300 millones de dólares a la petrolera Occidental
Petroleum por abandonar la construcción de un pozo de petróleo en el Amazonas,
mientras que Argentina, que tras la crisis de 2001 cambió radicalmente de política
económica para intentar proteger a sus ciudadanos, desde entonces ha recibido
más de 40 denuncias por parte de las transnacionales…
Para conluir: si el TTIP llegara a aprobarse (lo cual es más que inevitable), las
consecuencias para la economía, la sociedad, el medioambiente y el bienestar de
los centenares de millones de personas que viven en la UE y en USA serian
devastadoras en los ámbitos laboral, social o medioambiental y supondrían una
devaluación drástica (cuando no definitivs) de la calidad democrática de nuestros sistemas de
Gobierno, dado que blindarían (quizás de forma definitiva) los intereses de las
organizaciones y grupos de presión que constituyen la vanguardia del virus distópico neoliberal.
En
otras palabras, la muerte de principios como la Libertad, la Igualdad, la Justicia
Social y la Democracia.
En
definitiva: si el TTIP se aprueba, podremos decir, parafraseando a Catón el
Viejo en el Senado de Roma aquello de: "Delenda est Democracia".
Para más información:
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