22.11.14

El Tratado de Libre Comercio entre los USA y la Unión Europea: ¿la definitiva vuelta de tuerca de la Distopía Neoliberal?




Un fantasma recorre Europa:  el Tratado de Libre Comercio entre EEUU y la Unión Europea (Transatlantic Trade and Investment Partnership - TTIP), también conocido como Tratado de Libre Comercio Transatlántico) que se está negociando y cerrando a nuestras espaldas y que como una Viuda Negra se cierne amenazante y letal sobre nuestras vidas y que con toda seguridad va a acabar por ser la puntilla que le faltaba a la pesadilla neoliberal para completar su obra de genocidio social programada a escala planetaria.
Como todo tratado de libre (???) comercio sus objetivos visibles y enunciados por sus promotores (las transnacionales), es la liberalización del comercio eliminando las barreras que obstaculicen el intercambio comercial.
La Unión Europea (convertida por los psicópatas que nos gobiernan en una verdadera "Cárcel de los Pueblos"), nos está vendiendo las virtudes del TTIP en cuanto a que la adopción de un prisma transatlántico en las relaciones comerciales supondrá un impulso muy positivo para las economías de los Estados miembros.
Así, en la web de la Unión Europea en su representación para España se recoge la siguiente información acerca del TTIP: “El TTIP tiene como objetivo eliminar las barreras comerciales entre los Estados Unidos y la Unión Europea (suprimir aranceles, normativa innecesaria, restricciones a la inversión, etc.) y simplificar la compraventa de bienes y servicios entre estos dos espacios. Eliminar esas barreras supondrá crecimiento económico, creación de empleos y una disminución de los precios.”
Y continua la información arrojando unos datos económicos alentadores y que ponen de manifiesto las virtudes de esta nueva forma de relaciones comerciales entre USA y UE. Se nos dice de que “se calcula que la economía europea podría beneficiarse con 119 000 millones de euros al año y la estadounidense con unos 95 000 millones de dólares. Para España, el acuerdo podría significar 143 000 nuevos puestos de trabajo y un incremento de su PIB per cápita en un 6,5 %”.
¡Qué maravilla!.
¿Quien, en su sano juicio podría resistirse al advenimiento de esta Arcadia Feliz?.
Pero la verdad es que, más allá de la propaganda del Leviathan Neoliberal y de sus adláteres, este Tratado tiene muy poco de libre comercio y sus nefastas consecuencias, en caso de aprobarse e implementarse (que por desgracia nuestra será lo más probable, por no decir que inevitable) va a transformar decisivamente el mundo en que vivimos de forma extraordinaria e irreversiblemente nefasta.
El TTIP es un  Caballo de Troya dirigido contra la línea de flotación de la Democracia que en realidad va muchísimo más allá de un simple acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos y la Unión Europea.
Digamos que en esencia el TTIP persigue tres grandes objetivos:
El primero y el que "nos venden" oficialmente como la motivación del Tratado, es el de la supresión de la últimas barreras tarifarias entre la Unión Europea y los Estados Unidos, que a fecha de hoy son ya muy bajos.
El segundo pretende "armonizar" lo que denominan como "barreras no tarifarias" entre los países involucrados y que, en realidad se refieren a la armonización normativa.
El tercero, consiste en garantizar mecanismos legales, llamados ISDS (Investor-State Dispute Settlement), para que los inversores no se encuentren con trabas reglamentarias o legislativas en los mercados que pretendan introducirse, y en caso de encontrarlas, poderlas esquivar.
Para que nos entendamos: más allá de la mixtificación del lenguaje que, en la mejor tradición orwelliana hacen los promotores del Tratado, lo que en realidad nos están diciendo es que el TTIP pretende barrer de un plumazo y de forma definitiva a la soberanía democrática y substituirla por la soberanía de las transnacionales.
Este tercer objetivo del TTIP (su verdadera agenda oculta) supondrá instaurar un poder judicial superior a los establecidos en las constituciones democráticas  con potestad plena para dirimir toda cuestión que se derive de la ejecución del Tratado, lo cual implica que, todo Estado firmante del Tratado estará cediendo su soberanía jurídica a una instancia superior cuyas decisiones tendrán primacía sobre las decisiones que pudieran ser adoptadas en contra por parte de los tribunales nacionales.
Si a eso le unimos el efecto de la "armonización normativa" a que obliga la firma del Tratado, los tres poderes constitucionales: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial de los Estados firmantes se convertirían poco menos que en una parodia, con lo cual la Democracia, como forma de gobierno y de organización social, acabará definitivamente convirtiéndose en letra muerta.
Esto, como ya hemos dicho antes, supone un verdadero Caballo de Troya para la mundialización de la pesadilla neoliberal y consolidar el predominio absoluto del poder y los intereses de las transnacionales y la muerte definitiva de cualquier modelo alternativo basado en la Democracia, el Estado de Derecho, la Igualdad de Oportunidades y la Justicia Social.
En definitiva, un guión que supera con creces al de cualquier política de terror y todo esto con la complicidad de las autoridades no democráticas de la Unión Europea, de los Gobiernos títeres de los Estados miembros y de las tres grandes familias políticas europeas (Populares, Socialdemócratas y Liberales). Todos y cada uno de ellos, la misma basura colaboracionista.
En este contexto, recomiendo la lectura de un artículo publicado en el rotativo británico "The Guardian" el (8-5-14) "30.000 lobbyists and counting: is Brussels under corporate sway?" para obtener información adicional relevante sobre el funcionamiento real de la Unión Europea y disponer de una visión de conjunto sobre cómo se toman allí las decisiones, que, en el contexto del TTIP del que estamos hablando, muy poco tienen que ver con la Democracia y mucho con su degradación teórica y práctica.
Vayamos a datos concretos sobre las pretendidas vietudes del TTIP para la gente de a pié.

Incremento del PIB per càpita
Según el informe emitido por la Fundación Berstelsmann, se nos dice que, con la aprobación del TTIP la renta per cápita en España se incrementaría en un 6’6%.
¡Fantástico!. 
Lo que pasa es que los estudios macroeconómicos que sustentan esta afirmación adolecen de una falta total de rigor científico de los modelos econométricos sobre los que se ha construído esta falacia, ampliamente denunciada por muchos economistas ajenos al Pensamiento Único (o sea que no están hechos por encargo) y el caos es que con la crisis, las grandes empresas españolas (las del IBEX-35) han aumentado sus beneficios año tras año, mientras que las rentas familiares, que han ido menguando progresivamente (alrededor del 10%) desde el 2008.  
Pero es más: el aumento de los ingresos no es un indicador fiable para garantizar la riqueza de las familias, puesto que una mayor presión fiscal, como es la política conservadora que desde Bruselas y el FMI se recomienda a los Estados miembros, resta valor a las hipotéticas subidas en los ingresos contempladas en estos estudios.

Creación de puestos de trabajo
Sobre la creación de empleo, se nos dice que la implementación del TTIP en un escenario de "liberalización profunda" (desregulación arancelaria y homologación normativa plena con los Estados Unidos), supondría para España una reducción del paro en torno a un máximo del 0,67%.
Lo que nos están diciendo en realidad es que, bajo la aplicación del TTIP, si España procediera a la liberalización completa del mercado laboral (es decir dándole otra vuelta de tuerca y adoptando el modelo americano) y dinamitando las ultimas trincheras del Estado del Bienestar (lo que queda de la sanidad pública, las pensiones y las prestaciones sociales), quizás se podrían llegar a crear a lo sumo, unos 40 mil puestos de trabajo.

Efecto sobre las exportaciones
Los datos que aporta el estudio realizado por el Center for Economic Policy Research, nos muestran claramente que una eliminación de los aranceles al comercio conllevaría una disminución, en términos netos, del volumen comercial para la mayoría de los países de la UE.
Es más, en la mayoría de casos, los aranceles al comercio entre los Estados Unidos y la UE son muy bajos, rondado en término medio el 4%. Por ello indican y lo dejan claro en todos los documentos que es necesario sumar a estas medidas otras  que posibiliten la eliminación de las denominadas barreras no arancelarias (la armonización normativa) que se oponga al comercio trasatlántico y homologar regulación en materia laboral, social  y medioambiental.
Por otra parte, un estudio realizado por el ÖFSE (Austrian Foundation for Development Research), estima que la penetración de productos norteamericanos de bajo coste en el mercado europeo reducirá notablemente el comercio intra-europeo (calculan un 30% de disminución) en detrimento de las economías menos orientadas a la exportación. El mismo estudio señala que el TTIP impactaría negativamente en las exportaciones y el PIB de los países menos desarrollados de la UE violando sus compromisos en promover la cohesión de las políticas al desarrollo.
Y la gran pregunta: ¿Quiénes serían los beneficiarios finales del TTIP en cuanto un  eventual incremento de las exportaciones de la UE?. Pues, está claro, las transnacionales en detrimento de las PyMES.
Con una normativa más laxa en materia arancelaria, laboral y social, las grandes corporaciones no tendrán competidor a nivel local, pues las empresas locales, con menos recursos y menor poder competitivo, serán barridas por estas otras.
Mientras, la eliminación de los trámites reguladores en materia sanitaria permitirán que muchas empresas norteamericanas y europeas inunden el mercado de productos manipulados genéticamente o compuestos fitosanitarios hoy prohibidos en la UE por sus efectos nocivos para la salud y el medioambiente.
Por otra parte, se prevé la inclusión de normativas que garanticen el monopolio en cuanto a patentes se refiere que las grandes corporaciones mundiales en materia química o farmacéutica poseen (potenciando así su posición "canibalizadora" de los mercados) y una generalización de su posición monopolística, lo que provocará inevitablemente las políticas de precios pactados al alza, como ocurre actualmente con los combustibles o la telefonía. 

Efectos en el medio ambiente y la salud pública
A fecha de hoy, la política medioambiental de la UE es mucho más estricta que la de USA, hecho este que entorpece los intereses económicos de muchas empresas norteamericanas y europeas implicadas en el TTIP.
Los productos fitosanitarios suponen un paradigma dentro del TTIP, puesto que la política normativa europea nada tiene que ver con la norteamericana. La fuerte protección normativa existente es Europa viene a ser otro obstáculo en el camino para los impulsores del acuerdo comercial trasatlántico.
Toda la regulación está sujeta a ser modificada por el tratado, pero los negociadores de Estados Unidos han señalado particularmente a la regulación sobre sanidad y productos fitosanitarios como principales objetivos a armonizar.
Se puede decir, sin margen de error, que un tratado diseñado en los términos que se plantean sería una seria amenaza no sólo al medioambiente, sino también un peligro para la salud pública, pues se incorporarían al mercado europeo productos cuyos daños para la salud están comprobados o tales que sus consecuencias se desconocen, y que actualmente están prohibidos por los motivos anteriores.
Entre otras cosas los supermercados europeos se inundarán de productos que son habituales en Estados Unidos y que sin embargo a día de hoy están prohibidos en la Unión Europea por motivos sanitarios o ecológicos. Por ejemplo, el 70% de toda la comida vendida en Estados Unidos contiene ingredientes modificados genéticamente, algo impensable actualmente en la Unión Europea.
En las décadas de los ochenta y noventa la Unión Europea introdujo restricciones a la importación de muchos productos estadounidenses por motivos de salud.
Por ejemplo, las granjas estadounidenses suelen incrementar su productividad a través de la implantación a los animales de hormonas que les hacen engordar y crecer más rápido. Dichas hormonas, aplicadas sobre las reses o los pollos, están bajo sospecha tras vincularse con la proliferación del cáncer en humanos, por lo cual la Unión Europea ha bloqueado sistemáticamente dichas importaciones, a pesar de las duras críticas de la industria estadounidense.
Por otra parte, el protocolo de Kyoto entraría en una nueva fase crítica, pues los grandes emisores de CO2 tendrían casi barra libre para aumentar su volumen de contaminación.

En definitiva
Visto lo visto, una eventual firma del TTIP por parte de la UE y su posterior ratificación por parte de sus Estados miembros supondrá una radical pérdida de derechos para trabajadores, empresas pequeñas locales, consumidores y ciudadanos en general. Este espíritu, instalado en el seno de los órganos europeos de poder, es inherente al neoliberalismo, pues la normativa en materia laboral, social o medioambiental supone una "molesta traba" a la ferocidad expansionista de los grupos de poder.
Sin ir más lejos, en materia laboral EEUU se ha negado a ratificar convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), incluyendo aquellos que se refieren a la libertad de asociación y a las prácticas sindicales.
Todos pugnan por atraer inversiones internacionales y nacionales por la vía de reducir aún más las condiciones laborales, por lo cual una eventual igualación de la regulación hacia el sistema estadounidense es compatible con la cruzada que la Comisión Europea ha iniciado contra los salarios y el peso salarial en la renta, de tal modo que el TTIP podría servir como "homogeneizador" de las normas laborales europeas a los estándares americanos.
Por otra parte y a modo de conclusión, nuestra ya mermada y debilitada Democracia recibirá un golpe letal con la implantación del TTIP.
En el caso de este ominoso proyecto de Tratado,  su Omertá y su total ausencia de transparencia y participación ciudadana representan por sí mismas una auténtica amenaza para la Democracia, dado que el proceso de negociación está siendo controlado al más alto nivel y con la única presencia activa de los Lobbies.
Si añadimos a esto, la inclusión en el TTIP de una cláusula de protección de los inversores extranjeros (el ISDS) que permitirá a las transnacionales el demandar a los Estados cuyos gobiernos aprueben leyes que afecten a sus beneficios económicos presentes o futuros, lo cual está prefigurando a nuestras espaldas la construcción de una Supraconstitución a la cual van a someterse las Constituciones nacionales.
De este modo, un Estado podrá ser condenado por un tribunal internacional por haber vulnerado los posibles beneficios de una multinacional. Pero además, las grandes empresas podrán obviar los tribunales locales y directamente demandar a los Estados a través de tribunales internacionales, algo que ningún ciudadano puede hacer.
¡Poca broma!
Consecuencias que podemos evaluar a la luz de lo que actualmente, y en la misma línea, podemos contrastar.
La multinacional estadounidense Philip-Morris ha demandado a Uruguay por 2.000 millones de dólares por haber puesto alertas sanitarias en las cajetillas de tabaco, lo cual obligó al Gobierno de Nueva Zelanda a retrasar la aprobación de un pack sanitario hasta que se conociese la sentencia de Phillip Morris contra Australia.
Otra multinacional como Vattenfall ha demandado a Alemania por 3.700 millones de dólares por haber apagado sus centrales nucleares. 
Otra transnacional como Lone Pina ha demandado a Canadá por 250 millones de dólares canadienses por la moratoria de fracking que aprobó el Gobierno de Quebec y el Gobierno del Ecuador fue sentenciado a pagar 2.300 millones de dólares a la petrolera Occidental Petroleum por abandonar la construcción de un pozo de petróleo en el Amazonas, mientras que Argentina, que tras la crisis de 2001 cambió radicalmente de política económica para intentar proteger a sus ciudadanos, desde entonces ha recibido más de 40 denuncias por parte de las transnacionales…
Para conluir: si el TTIP llegara a aprobarse (lo cual es más que inevitable), las consecuencias para la economía, la sociedad, el medioambiente y el bienestar de los centenares de millones de personas que viven en la UE y en USA serian devastadoras en los ámbitos laboral, social o medioambiental y supondrían una devaluación drástica (cuando no definitivs) de la calidad democrática de nuestros sistemas de Gobierno, dado que blindarían (quizás de forma definitiva) los intereses de las organizaciones y grupos de presión que constituyen la vanguardia del virus  distópico neoliberal.
En otras palabras, la muerte de principios como la Libertad, la Igualdad, la Justicia Social y la Democracia.
En definitiva: si el TTIP se aprueba, podremos decir, parafraseando a Catón el Viejo en el Senado de Roma aquello de: "Delenda est Democracia".

Para más información:

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