Article de Joan Barril publicat a El Periódico (13/12/2010)
Duran Lleida no estará en el Gobierno catalán, sino que se quedará en Madrid. Es una buena decisión de Convergència i Unió. En primer lugar, porque la experiencia ajena demuestra que no es posible gobernar en una batalla de reinas permanente. Y en segundo lugar, porque, a la hora de negociar con el Gobierno central, Mas fracasó frente al taimado Zapatero. Tal vez Duran sea un negociador más hábil y menos entreguista que su colega nacionalista.
Que Duran Lleida, el político mejor valorado de España, no esté en el futuro Govern de la Generalitat ha provocado que el diputado del PSC en el Congreso Daniel Fernández recordara la promesa electoral de Mas por la que se comprometía a hacer un gobierno de los mejores, prescindiendo de su adscripción a CiU. Es cierto que lo dijo. Y es cierto que Duran forma parte de esa suerte de aristocracia gubernamental. Pero ello no significa necesariamente considerar que los mejores han de estar pegados a la falda del presidente.
El bueno de Daniel Fernández, antes de meterse en juicios de intenciones sobre la competencia, haría bien en preguntarse si este criterio de los mejores ha sido aplicado por el PSC en los últimos años.
Duran Lleida no estará en el Gobierno catalán, sino que se quedará en Madrid. Es una buena decisión de Convergència i Unió. En primer lugar, porque la experiencia ajena demuestra que no es posible gobernar en una batalla de reinas permanente. Y en segundo lugar, porque, a la hora de negociar con el Gobierno central, Mas fracasó frente al taimado Zapatero. Tal vez Duran sea un negociador más hábil y menos entreguista que su colega nacionalista.
Que Duran Lleida, el político mejor valorado de España, no esté en el futuro Govern de la Generalitat ha provocado que el diputado del PSC en el Congreso Daniel Fernández recordara la promesa electoral de Mas por la que se comprometía a hacer un gobierno de los mejores, prescindiendo de su adscripción a CiU. Es cierto que lo dijo. Y es cierto que Duran forma parte de esa suerte de aristocracia gubernamental. Pero ello no significa necesariamente considerar que los mejores han de estar pegados a la falda del presidente.
El bueno de Daniel Fernández, antes de meterse en juicios de intenciones sobre la competencia, haría bien en preguntarse si este criterio de los mejores ha sido aplicado por el PSC en los últimos años.
Más bien todo lo contrario. Las mentes políticas más preclaras del socialismo catalán han sido maltratadas y ninguneadas hasta extremos insoportables. Nada se ha hecho desde la cúpula de los socialistas catalanes para mantener el brillo que antaño iluminaba sus archivos de militantes. A la pobreza intelectual de algunos de sus dirigentes se ha añadido una extraña aversión a marginar a aquellos que podían serles más próximos.
Esa purga silenciosa no se ha hecho desde el sectarismo, sino con un indisimulado pánico a la inteligencia. Con gente de la cultura no se gobierna, cierto, pero con la mediocridad ni se resiste. El desprecio con el que se ha tratado a los librepensadores socialistas de la primera hora es una de las causas del aislamiento social y electoral del PSC. Veremos qué hace Mas en el futuro. Porque lo que ha hecho el PSC en el pasado ya lo hemos visto.
El meu comentari:
Esa purga silenciosa no se ha hecho desde el sectarismo, sino con un indisimulado pánico a la inteligencia. Con gente de la cultura no se gobierna, cierto, pero con la mediocridad ni se resiste. El desprecio con el que se ha tratado a los librepensadores socialistas de la primera hora es una de las causas del aislamiento social y electoral del PSC. Veremos qué hace Mas en el futuro. Porque lo que ha hecho el PSC en el pasado ya lo hemos visto.
El meu comentari:
Magnífic article de Joan Barril.
Efectivament, els apparatchiks del PSC i el seu Politburó, en la millor tradició estalinista, han fet tot el que han pogut per carregar-se la discrepància, la llibertat de pensament i el sentit crític entre la militància i per extensió, la intel·ligència.
I quin ha estat el resultat?
Un partit tacticista, sense ideologia ni principis i dirigit amb ma de ferro per una equip de mediocres i analfabets funcionals, l'única aspiració dels quals era poder viure de la política perquè els hi era impossible guanyar-se la vida com la majoria de mortals i que, en bona lògica, no es preocupaven per defensar principis sinó per defensar els seus interessos particulars i enganxar-se amb cola a les seves poltrones.
I és del tot lògic: què farien uns inútils sense perspectives professionals sinó tinguessin la política per viure del mòmio?
En definitiva, amics i amigues, que un burro sempre serà un burro i un mediocre sempre serà un mediocre.
Aquest és el drama del PSC. I per això el partit, els seus líders i els seus quadres estan amortitzats.
Que les municipals acabin de donar-li el tret de gràcia.
L'esquerra ho necessita per començar a articular una alternativa sòlida, seriosa, il·lustrada, creïble i amb principis.
(continuarà)
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