11.6.07

El Mito de la Revolución Masónica

Aquesta interessant reflexió ha estat publicada al Blog Masonería Siglo XXI.

Hace unas semanas en medio de una Tenida cuando el que suscribe planteaba las diferencias que se dieron, y se dan en la masonería española, entre unas Obediencias y otras, y hablaba de las evoluciones históricas y como conllevó la implantación de un modelo in existente en España como la masonería anglosajona, un miembro visitante de otra Obediencia amiga, intervino para argumentar que no existían tales diferencias, “puesto que la Masonería es Universal”.
Frente a tal planteamiento, uno que ya ha vivido un poco lo que son las “masonerías”, y ha leído un poco sobre unos y de otros, españoles y franceses, y empiezo a estar más viajado que el baúl de la Piquer en esto de la masonería, no pude dejar de admirar este tipo de intervenciones y la capacidad que tenemos los masones para soltar tópicos y quedarnos tan tranquilos.Es como sin nos fuera ajeno el espíritu crítico, como sino fuera con nosotros, y no lo digo con ánimo de ataque, pues de esas hostias también el que suscribe se comió, y se come unas cuantas a diario.
Lo cual viene a demostrar una vez más que nuestra formación en algunos puntos tiene defectos importantes, lo cual se denotaen los tópicos al uso que devoramos y que repetimos sin someterlos a un análisis previo, lo que stá indicando que en logia estamos muy pendientes de la perpendicular de la escuadra y de las cuadraturas del circulo y muy poco de la reflexión crítica.
Al miembro Maestro Masón que intervino, se le recordó que el tema del universalismo masónico, es una cuestión conceptual, y que ahí se queda, aunque lo manejemos a diari hay que considerarlo como una utopía alcanzable, porque distamos muy mucho de esa “Unidad en el espíritu” que tanto se predica, ya que no hay interés alguno en trabajar en la convergencia, al menos por mi parte y más si ese Universalismo masónico supone la uniformidad y el pensamiento único.
Pero está claro, que hoy vende tanto la uniformidad como el pensamiento único, hasta algunos llegan a creérselo. entre ellos los profanos, luego cuando éstos entran en nuestras páginas quedan alucinados por la gama de conceptos y praxis tan diferentes y diferenciados, destellos y matices que nos distinguen y nos separan, como los que se pueden dar entre el GODF y la GLUI.
Viene bien esta anécdota para sacar a colación un reciente libro que ha caído en mis manos, y aunque el Hermano en cuestión es un defensor de los orígenes cristianos de la masonería, me estoy refiriendo a Eduardo R. Callaey, no deja de sorprenderme el giro que ha tomado su nueva obra, al menos en la parte introductoria que podemos ver en El Mito de la Revolución Masónica.Veo que abandona el Hermano Callaaey parte de los tópicos al uso, y expone que es cierto, y que de una vez hay que decirlo, que entre los masones hay diferencias. Y que no podemos seguir presentándonos como el rebaño de Blanca Nieves sus enanitos y el Principe Azul, como encarnación del Universalismo Masónico.
Callaey que maneja mucho mejor que yo el lenguaje, y como masón y argentino, sabe sacarle partido, expresa las masonerías con una buena referencia simbólica la del Dios Jano.
Y nos explica “ que la francmasonería es hoy un conjunto de instituciones de peso en todo el mundo, [algo menos que todo el mundo diría yo] pero seriamente atomizada en Ritos y en corrientes diversas, sumergida en profundas diferencias que exceden ampliamente aquello que podríamos imaginar como matices” y es más, llama a capítulo ahondando sobre esas diferencias y singularidades donde una logia por ejemplo agnóstica y progresista pues encabece sus escritos al GADU o la Santa Trinidad, y plantea ¿ Como entender , entonces que el público masónico- y aún quien recién ingresa en la Orden- comprenda estas contradicciones.
Es por tanto este libro de Eduardo R. Callaey, autor que reúne en torno su obra y persona muy diversas y fuertes críticas, como se pueden ver en los escritos que hay bajo algunos de los pots trabados en este blog.Pero resulta interesante, al menos en lo que entiendo que es una larga introducción, ver las diferencias. Luego es verdad que entra en terrenos más resbaladizos, aunque muestra puntos para la reflexión pues ya no es que los landmarks nos separen, es que hay opciones y acciones que nos colocan a los masones de uno y otro origen en campos diametralmenteopuestos, como pudiera ser el Congreso de Wilhelmsbad en 1872 donde se da el primigenio enfrentamiento entre racionalistas y espiritualistas; por no hablar de las fuertes posturas tomadas por el Gran Oriente de Francia que supone una ruptura total, al abolir el GADU, o sea la trascendencia en tanto que por encima de todo ello esta la libertad absoluta de conciencia de cada persona , del masón, y esa libertad solo puede existir obviando los símbolos transcendentes que nos separan, solo de ese modo se puede gatear hacia el Universalismo masónico.
Recomiendo en parte el libro de Callaey, aunque no sea santo de mi devoción masónica y él lo sabe, y de ello hemos hablado en el marco del Simposiun de Masonería e Historia en La Rioja, y la recomendación de la lectura del libro viene por ese espíritu de ver no el radical abismo existente, que lo hay, sino porque entra en él, aunque de manera somera y ahonda sobre las diferencias, y en los momentos en que esas divergencias se producen y como no muestra las contradicciones que existieron, y se hace eco de cara a deshacer los tópicos mitos de los complots masónico-políticos, que tienen como parangón presentar a la masonería como artífice de la Revolución Francesa.
“Es tradicional que se admita la existencia de un complot masónico contra el trono y el altar…”preparado de larga data, fríamente ejecutado al amparo de los Altos Grados…. Es aquí que comienza- según la expresión de Roger Priouret-la falsificación del balance que orientará en adelante la forma en la que se va escribir la historia de las logias..” Priouret denuncia una visión histórica deliberadamente falseada con el fin de cargar sobre la masonería y sus Altos Grados la planificación de la Revolución y la ejecución de sus crímenes” (pag. 204).

En este caso, la virtud del autor y del libro, es que tomando bosquejos de aquí y de allá presentan una divulgación historiográfica de la masonería y sus circunstancias en la época de la Revolución Francesa. Se echa de menos una mayor profundidad en algunos aspectos, pero para alguien no versado en historia francesa, ni masónica, se puede dar una ligera idea de las circunstancias que concurrieron en dicho proceso revolucionario, que tuvo masones en uno y en otro campo político, y que unos fueron jueces y verdugos de otros, en medio de una masonería casi que podríamos decir que totalmente destrozada.
El libro da un vuelco en las últimas páginas, y pierde interés cuando el autor vuelve a cargar sobre sus viejas pasiones y pulsiones de presentar al Gran Oriente de Francia como una Orden irregular a la que acusa de no ser iniciática, de promover el anticlericalismo y cargar las tintas sobre las bases cristianas de la masonería, cuyas esencias no perdieron - según Callaey- porque los practicantes del Rito Escocés Antiguo y Aceptado la han mantenido pese a la introducción de los Altos Grados de Venganza.
Es una pena la poca densidad bibliográfica española sobre estos temas, y la que hay en las librerías está como muy empeñada en contar logias como quien cuenta ovejitas, o se dedica a los casqueríos de unos y otros.Tal vez la confusión formativa en la que nos movemos los masones españoles provenga de estos déficit de trabajos sobre nuestra propia historia.
Como colofón tal vez recomendar al Hermano Callaey leer algo de los escrito por Posert, y algún otro autor francés por ejemplo tela polémica entre “Los Antiguos y Modernos” o las actas de "Les Philalehes el les Convents de Paris" que marcó un hito o las diferencias conceptuales entre los Ritos y sus prácticas, o la obra de Hiran Sans-Culottee? y tal vez sí en vez de utilizar el prisma cristiano para analizar al Gran Oriente de FRancia, utiliza la teoría de las socialibilidades tal vez entienda mejor la acción fecunda del Gran Oriente de Francia.
He dicho Víctor Guerra

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