(Condorcet)
"El
que no piensa, no nota las cadenas"
(Rosa Luxemburgo)
Como junguiano convicto y confeso, creo en las sincronicidades y hoy al leer el periódico, me he encontrado "casualmente" con una cita (que me ha llevado a otra) que encajan perfectamente con una situación que me ha tocado vivir personalmente hace unos días y que a primera vista parecerían desconectadas con las citas que encabezan este post…pero no es así.
Como junguiano convicto y confeso, creo en las sincronicidades y hoy al leer el periódico, me he encontrado "casualmente" con una cita (que me ha llevado a otra) que encajan perfectamente con una situación que me ha tocado vivir personalmente hace unos días y que a primera vista parecerían desconectadas con las citas que encabezan este post…pero no es así.
Hoy quisiera hablaros sucintamente del
Poder, sea en mayúsculas o en minúsculas, tanto da porque es lo mismo.
Ya dijo Bertrand
Russell que los economistas estudian lo que los seres humanos escogen; y
los sociólogos, cómo los seres humanos son obligados a escoger.
Así pues la
Sociología se encargaría del estudio de las personas en sus roles, lo cual es, en pocas palabras, estudiar cómo y por qué se
distribuye y ejerce el poder en los grupos, comunidades, instituciones y
sociedades a las que pertenecen esas personas.
Y es que muchos
autores han coincidido en un hecho fundamental para entender las leyes que
rigen la voluntad de dominación de algunos humanos sobre otros y que Hobbes y
Montesquieu sintetizaron con su gran brillantez intelectual.
Decía Hobbes en
'El Leviathan' que: en el hombre se manifiesta
"un perpetuo e incansable deseo de conseguir poder tras poder", mientras
que en el 'El Espíritu de las Leyes' Montsequieu, afirma de forma lapidaria: "Es una experiencia eterna que todo
hombre que tiene poder siente la inclinación de abusar de él yendo hasta donde
encuentra límites.”
Y es que los
autores citados tenían más razón que un santo, porque la enfermiza pulsión del
ser humano por el poder (y su correlato, la dominación de los demás), es una constante en la
historia de nuestra especie y posiblemente la fuente de todos nuestros males,
pero dejo el análisis de este aserto para la Psicología Profunda (y/o la
Psiquiatría) que considero que son las disciplinas más adecuadas para hallar
explicaciones a esta cuestión.
Los sistemas
organizativos de los seres humanos desde la antigüedad más remota hasta
nuestros días, se ha basado en la división en clases, la jerarquización y la
especialización de roles, lo cual, si bien ha podido ser útil para la
supervivencia de nuestra especie, ha generado no obstante unas disfunciones
tremendas en términos de dominación de unos por otros y de instauración de privilegios
(formales o informales) para las "élites" que han acabado por
convertirse en amenazas para el ejercicio de la Libertad y lo peor de todo, a
meternos a todos en el coco falsas concepciones sobre la legitimación del poder
de aquellos que rigen nuestros destinos en cualquier ámbito de nuestra vida y
que acabamos aceptando, sin pensar, como "una cosa dada" que hemos de mantener para preservar el orden social.
Y…¿ sabéis cual
es gran problema de todo esto?.
Pues que
inconscientemente aceptamos como necesario el poder de las élites como elemento
esencial para mantener el orden social (o los consensos cotidianos) y acabamos
renunciando a pensar por nosotros mismos y a confundir el Contrato Social con la
perruna sumisión a los que mandan o a los que, nadie sabe porque puto motivo se atribuye la condición de élite que dirige nuestros destinos en cualquier ámbito de nuestra existencia y porque creemos que es normal porque siempre ha sido así, aceptándolo acríticamente como unos absolutos idiotas.
De ahí a los
Dioses, a los Sacerdotes, a los Reyes, a la Aristocracia, a los Tecnócratas o a los Caciques y Caciquillos de todo pelaje y en cualquier ámbito de la vida, hay un paso.
¡Y así nos luce!
¡Y así nos luce!
Y es que como
sabiamente nos decía Max Weber: "el
poder, entendido como capacidad de imposición, significa la probabilidad de
imponer en una relación social la voluntad de uno, incluso contra la
resistencia del otro, con independencia de en qué se apoye esa
probabilidad".
¡Joder, Max
tenías más razón que un santo!.
Y es que… cuantas
veces nos encontramos en nuestro día a día más cotidiano con personas a las que a priori supones seres inteligentes pero que son capaces de actuar en contra de sus intereses
y sin pensar, simplemente porque han integrado como en su psique y en su
comportamiento la nefasta práctica de seguir siempre al abanderado…
Una parte sustancial de la dominación no
siempre se ejerce a través de la coerción directa sino a través del lenguaje;
es decir, mediante las definiciones de la realidad, con la separación entre lo
nombrable y lo innombrable, entre lo pensable y lo impensable, entre lo posible
y lo imposible...
Ya lo decía
Castoríades en su obra 'Poder, Política y Autonomía': "Si definimos como poder la capacidad de
una instancia cualquiera (personal o impersonal) de llevar a alguno a hacer o
no hacer aquello que, por sí mismo, no hubiera hecho necesariamente, es
evidente que el poder más grande concebible es el de preformar de tal modo a
alguien que haga por sí mismo lo que se quería que hiciera sin necesidad de
dominación o de poder explícito".
¡Esto sí que da miedo! ya que configura
la realidad y la experiencia que hacemos de ella por nosotros mismos sin
tener conciencia alguna de que tras las bambalinas de la realidad y de lo que
suponemos como lógico y hasta como necesario se esconde un mecanismo de
dominación y lo peor de todo, que se profundiza y perfecciona con nuestra
inconsciente y sumisa colaboración.
En pocas palabras, estamos hablando ni más ni menos del
concepto de hegemonía entendida como subordinación ideológica de la que ya nos
advirtió Gramsci, porque sin el menor género de dudas el poder alcanza una mayor
eficacia cuanto menos observable es.
¡Puro Matrix!
La verdad siempre es incómoda porque nos
obliga a salir de nuestro "espacio de confort" y rasgar el velo para
ver las cosas como son y no como interesadamente nos han educado a verlas.
En esta situación, lo políticamente correcto, lo necesario para mantener el Contrato Social (mal interpretado, of course) o nuestra colaboración (colaboracionista) para que prevalezcan siempre los consensos frente al "libre examen", acaban por convertirse en herramientas para perpetuar la dominación de las élites sobre los que no forman parte de ellas y lo que más jode, con nuestra inestimable ayuda.
En esta situación, lo políticamente correcto, lo necesario para mantener el Contrato Social (mal interpretado, of course) o nuestra colaboración (colaboracionista) para que prevalezcan siempre los consensos frente al "libre examen", acaban por convertirse en herramientas para perpetuar la dominación de las élites sobre los que no forman parte de ellas y lo que más jode, con nuestra inestimable ayuda.
En fin, que como decía Kant "Sapere
Aude" y que los seres humanos, en todos los ámbitos de decisión que nos
encontramos en nuestro día a día, nos traguemos la pastilla roja de una puta vez y
veamos la realidad tal cual es.
Quizás no nos guste lo que veamos pero es
lo que hay.
Y es que la Libertad es lo que tiene...
Prometeo
Y es que la Libertad es lo que tiene...
Prometeo
PD: una canción de regalo que va muy a tono con el post.
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