Podemos leer en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos:
“Nosotros, el Pueblo, sostenemos como evidentes por sí mismas las siguientes verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que los gobiernos establecidos hace mucho tiempo no se cambien por motivos leves y transitorios; y, de acuerdo con esto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a sufrir, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia mediante la abolición de las formas a las que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persigue invariablemente el mismo objetivo, evidencia el designio de someterlos bajo un despotismo absoluto, es el derecho de ellos, es el deber de ellos, derrocar ese gobierno y proveer nuevas salvaguardas para su futura seguridad”.
La Revolución Democrática que acaba de nacer en España, da renovada fuerza y vigor aquellos principios.
Una creciente marea de indignación ciudadana y de reivindicación de un sistema democrático real y de la defensa de los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, que inspiraron a la Revolución Francesa, han despertado por fin a la ciudadanía de este país frente al agravio, la humillación y la indiferencia arrogante de un sistema nominalmente democrático pero que representa en suma, una tiranía corrupta, dominada por la mafia financiera, los poderosos y sus sicarios, los políticos de todo pelaje que han olvidado que son servidores del Pueblo y que han prostituido hasta la náusea el sistema democrático, convirtiéndolo en una farsa, en una cruel burla.
No obstante, algo ha comenzado a agrietarse en el “complejo financiero-político” de este país.
Miles y miles de ciudadanos estamos saliendo a la calle para decirles a los tiranos: “Basta ya!. Aquí quien manda es el Pueblo Soberano y no la banca ni sus acólitos, la corrupta clase política. Queremos una Democracia Real, Ya!!!
Las concentraciones cada vez más masivas en las ciudades de España, están construyendo una gran Ágora en la que democráticamente, pacíficamente, la Ciudadanía está empezando a construir una verdadera Democracia y a recordar a la corrupta casta política de este país que no los necesitamos, no los queremos y lo más importante, que ya no nos importan.
Ahora únicamente importa el Pueblo.
¡Acabó ya el tiempo de los privilegiados!. ¡Ha llegado la hora de la Libertad, de la Democracia y de los Ciudadanos!
España sigue a Islandia y debe ser el ejemplo de estos dos pueblos libres el aguijón que movilice, de forma imparable, una Revolución Democrática Europea que condene a un negro capítulo de la Historia Universal de la Infamia a todos aquellos que han dado la espalda al Pueblo para rendir culto al dios Dinero.
Me complace extraordinariamente ver las caras de los politicrastros que nos malgobiernan (y también de aquellos que quieren malgobernarnos con nuestro voto), descolocados, atónitos y perplejos ante la firme Revolución pacífica de la Ciudadanía de este país y me produce asco ver como intentan, in extremis, apuntarse a una protesta que va contra ellos, aunque viniendo de individuos cuyo único acicate es enriquecerse a costas del Pueblo y ser fieles servidores de los banqueros y de los especuladores financieros, no debería extrañarnos.
¡Que se puede esperar de esa chusma innoble!.
La firmeza, la convicción y la esperanza, son nuestras armas, y les digo a ellos que cuando al Pueblo le son negados su Libertad, su Dignidad, su Futuro y su derecho a la búsqueda de la Felicidad, el Sistema, que tiene su legitimidad en el consentimiento legítimo de los Ciudadanos, da a estos el derecho y la obligación de reformar o derrocar esta corrupta y despótica forma de gobierno e instituir un nuevo Sistema político, económico y social que base sus cimientos en dichos principios y que organice sus poderes en forma tal que asegure al Pueblo el real ejercicio de la Democracia, de la Libertad, de la Igualdad y de la Fraternidad.
Un fantasma recorre España: el fantasma de la Revolución Democrática y los tiranos están asustados y perplejos.
Los Ciudadanos, en ejercicio de su Libertad y de su Poder Soberano nos hemos echado pacíficamente, democraticamente, a la calle para decir ¡basta. Hasta aquí hemos llegado!
¡No hay vuelta atrás!
¡Políticos, banqueros, especuladores: reflexionad, reaccionad a tiempo y cambiad!. Escuchad la voz del Pueblo y aceptad con humildad sus justas reclamaciones.
Los privilegiados habéis dado la espalda a la Ciudadanía y habéis pisoteado el Contrato Social. Actuad con humildad y mansedumbre antes de que sea tarde para vosotros y que vuestro tiempo esté cumplido.
La indignación de este Pueblo ante el oprobio, la vejación, la humillación y la infamia, ha dado paso a la rebelión y esta Revolución de Libertad y de Democracia es imparable.
¡DEMOCRACIA REAL, YA!
¡LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD!
¡VIVA LA REPÚBLICA!
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