El ucraniano Yuschenko y el georgiano Shaakashvili, dos personalidades que hace solo unos años despertaron en Europa grandes simpatías por su liderazgo en sendas revoluciones democráticas en sus respectivos países, han llegado a hartar a Europa hasta la exasperación.
Mientras el presidente georgiano Shaakashvili abanderó la estúpida y desastrosa campaña en Osetia del Sur que dió a Rusia la excusa que buscaba después de la independencia de Kosovo, promovida indisimuladamente por Estados Unidos, el presidente ucraniano Yuschenko, errático, imprevisible y corrupto, ha exacerbado la crisis del gas con Rusia, minando de pasada las ya no fáciles relaciones entre la Unión Europea y Moscú y dejando a media Europa muriéndose de frio.
A nadie se le puede pasar por alto que estos dos personajes han sido arengados por los difuntos neoconservadores americanos, con el objetivo de meterlos a cualquier precio en la OTAN, aun a riesgo de tensar aún más las relaciones con Rusia y sin importarles un carajo los intereses de la Unión Europea.
El resultado de la política neocon en este aspecto ha sido, como no podía ser de otro modo, un auténtico desastre para Europa, que sigue sin enterarse de que debe aprender de vez por todas que ya va siendo hora de construir un espacio político y una política exterior común que le permita superar su endémica condición de enano político.
Con Georgia hundida en el desastre postbélico y Ucrania afrontando una brutal crisis económica y social, Europa sigue callada o peor aún, habla pero sus palabras tienen un mero valor testimonial y no cuentan para nada.
El apoyo de los Estados miembros de la Europa del Este a la estrategia norteamericana en Ucrania y Georgia, bloquea cualquier iniciativa seria y nos obliga a plantearnos si realmente la Unión Europea ha hecho realmente un buen negocio integrando a los antiguos países de la órbita soviética en su seno. Quizás, vista su endeble vocación europea y la fidelidad perruna pro-americana que demuestran servilones neocon como el ínclito Kaszinsky en Polonia o el furibundo antieuropeo Vaclav Klaus en la República Checa, no hubiera sido mejor que los Estados Unidos los hubieran integrado como nuevos Estados asociados. Si, como Puerto Rico, vaya.
Bruselas se mantiene comprensiva con Yuschenko y prudente con Shaakashvili porque, por tradición, los europeos tenemos como valor fundamental la defensa de la democracia contra la tiranía y nos sentimos mal cuando hay que cantar las cuarenta a gobiernos surgidos de una revolución democrática.
Esto es totalmente correcto y deseable como principio, pero la crisis del gas en Ucrania (hay que recordar que, al fin y al cabo, Ucrania compra gas ruso a precio de saldo y que es Rusia les ha cortado el suministro por falta de pago, ya que los dineros para pagar la deuda ucraniana del gas se pierden en la nebulosa de empresas fantasmas de intermediación con un más que probado comportamiento mafioso), ha rebasado todo lo tolerable.
Rusia necesitaba una excusa para demostrar que “Aquí estoy yo!”, como hizo en la crisis de Osetia, y el gobierno (desgobierno) de Ucrania se la ha servido en bandeja, dejando a los europeos como reheres de la geopolítica rusa y de la rampante corrupción y nihilismo político de la clase política ucraniana. Fantástico!
Y por cierto: ¿donde están ahora los idiotas neocon?. ¿Están moviendo un dedo por Europa?
Quien conozca un poco a fondo la política ucraniana coincidirá conmigo que, mal que me pese como demócrata, el duo Yuschenko-Timoschenko han llevado a su país a un desastre sin paliativos.
Ambos dos, son sus peores enemigos. Unos irresponsables que por puros (y obscenos) intereses partidistas, están condenando a su pueblo a la miseria y que no tan solo no han hecho nada para poner fin a la corrupción endémica de aquel país sino que la han fomentado y engordado, ya sea por acción u omisión.
Con una economía al borde de la catástrofe, los políticos ucranianos fueron incapaces de ponerse de acuerdo durante tres meses para pactar un programa económico de choque. El préstamo de emergencia de 16,4 miles de millones de dólares concedido por el FMI para evitar el hundimiento del hrivna y el hundimiento irreparable del sistema financiero ucraniano estuvo a punto de irse al garete por diferencias políticas entre los clanes políticos de los “partidos naranja”, y Yushenko vetó el 31 de diciembre pasado el acuerdo que había ultimado la Timoschenko con el primer ministro ruso Putin sobre los precios del gas para el 2009 y deshacerse de la compañía intermediaria RosUkrEnergo, un nido de mafiosos con sede en Suiza.
Por no hablar del penoso espectáculo de ahora disuelvo el parlamento y convoco elecciones anticipadas, ahora destituyo a la primera ministra Timoschenko, ahora pongo en marcha el proceso de destitución del presidente Yuschenko, etc, etc... En fin, un espectáculo vergonzoso y bananero.
Europa quisiera vincular a Ucrania y Georgia con la Unión Europea por acuerdos de Política de Vecindad europeos de comercio, ayuda económica, cooperación de energía, dejando para un futuro más lejano (improbable? imposible?) un hipotético acuerdo de integración.
Pero el caso es que el suspenso de manual de Ucrania en matèria de reformas económicas, lucha contra la corrupción y mejora de la transparencia, hacen muy difícil cualquier acuerdo, ya que Ucrania aparece hoy como un socio con fiabilidad cero.
Y por lo que respecta a Georgia, después de la estupidez de la campaña militar en Osetia, más de lo mismo.
Alemania y Francia bloquearon el año pasado una iniciativa de Bush en una cumbre de la OTAN para establecer un mapa de ruta para el ingreso de Ucrania y Georgia en la Alianza Atlántica, frustrando la enésima estupidez de la incompetente pero letal plaga neocon. Afortunadamente!
Esperemos que el Presidente Obama no resucite de nuevo la cuestión en la cumbre de la OTAN de abril y que se replantee además la peligrosa iniciativa de establecer escudos antimisiles en Polonia y Chequia.
No se trata de dar un paso atrás para no exacerbar a Rusia, sino de establecer las bases de una futura cooperación que substituya el enfrentamiento entre Occidente y el Kremlin por una nueva etapa de cooperación y distensión que, en el ámbito europeo debería resucitar el proyecto del Espacio Económico Común entre la Unión Europea y Rusia, si el conflicto del gas con Europa se resuelve, y rapidito, of course!
Y mientras tanto, los ucranianos y los georgianos a pasar hambre y miseria por culpa de sus incompetentes clases políticas.
Esperemos que en cuanto tengan la oportunidad de votar actuén con la madurez de la ciudadanía democrática y ajusten cuentas a fuerza de votos con los responsables de semejantes entuertos y desatinos.
Vayánse señores Yuschenko y Shaakashvili!!!....(y los Kaszinski y los Klaus, también...)
Mientras el presidente georgiano Shaakashvili abanderó la estúpida y desastrosa campaña en Osetia del Sur que dió a Rusia la excusa que buscaba después de la independencia de Kosovo, promovida indisimuladamente por Estados Unidos, el presidente ucraniano Yuschenko, errático, imprevisible y corrupto, ha exacerbado la crisis del gas con Rusia, minando de pasada las ya no fáciles relaciones entre la Unión Europea y Moscú y dejando a media Europa muriéndose de frio.
A nadie se le puede pasar por alto que estos dos personajes han sido arengados por los difuntos neoconservadores americanos, con el objetivo de meterlos a cualquier precio en la OTAN, aun a riesgo de tensar aún más las relaciones con Rusia y sin importarles un carajo los intereses de la Unión Europea.
El resultado de la política neocon en este aspecto ha sido, como no podía ser de otro modo, un auténtico desastre para Europa, que sigue sin enterarse de que debe aprender de vez por todas que ya va siendo hora de construir un espacio político y una política exterior común que le permita superar su endémica condición de enano político.
Con Georgia hundida en el desastre postbélico y Ucrania afrontando una brutal crisis económica y social, Europa sigue callada o peor aún, habla pero sus palabras tienen un mero valor testimonial y no cuentan para nada.
El apoyo de los Estados miembros de la Europa del Este a la estrategia norteamericana en Ucrania y Georgia, bloquea cualquier iniciativa seria y nos obliga a plantearnos si realmente la Unión Europea ha hecho realmente un buen negocio integrando a los antiguos países de la órbita soviética en su seno. Quizás, vista su endeble vocación europea y la fidelidad perruna pro-americana que demuestran servilones neocon como el ínclito Kaszinsky en Polonia o el furibundo antieuropeo Vaclav Klaus en la República Checa, no hubiera sido mejor que los Estados Unidos los hubieran integrado como nuevos Estados asociados. Si, como Puerto Rico, vaya.
Bruselas se mantiene comprensiva con Yuschenko y prudente con Shaakashvili porque, por tradición, los europeos tenemos como valor fundamental la defensa de la democracia contra la tiranía y nos sentimos mal cuando hay que cantar las cuarenta a gobiernos surgidos de una revolución democrática.
Esto es totalmente correcto y deseable como principio, pero la crisis del gas en Ucrania (hay que recordar que, al fin y al cabo, Ucrania compra gas ruso a precio de saldo y que es Rusia les ha cortado el suministro por falta de pago, ya que los dineros para pagar la deuda ucraniana del gas se pierden en la nebulosa de empresas fantasmas de intermediación con un más que probado comportamiento mafioso), ha rebasado todo lo tolerable.
Rusia necesitaba una excusa para demostrar que “Aquí estoy yo!”, como hizo en la crisis de Osetia, y el gobierno (desgobierno) de Ucrania se la ha servido en bandeja, dejando a los europeos como reheres de la geopolítica rusa y de la rampante corrupción y nihilismo político de la clase política ucraniana. Fantástico!
Y por cierto: ¿donde están ahora los idiotas neocon?. ¿Están moviendo un dedo por Europa?
Quien conozca un poco a fondo la política ucraniana coincidirá conmigo que, mal que me pese como demócrata, el duo Yuschenko-Timoschenko han llevado a su país a un desastre sin paliativos.
Ambos dos, son sus peores enemigos. Unos irresponsables que por puros (y obscenos) intereses partidistas, están condenando a su pueblo a la miseria y que no tan solo no han hecho nada para poner fin a la corrupción endémica de aquel país sino que la han fomentado y engordado, ya sea por acción u omisión.
Con una economía al borde de la catástrofe, los políticos ucranianos fueron incapaces de ponerse de acuerdo durante tres meses para pactar un programa económico de choque. El préstamo de emergencia de 16,4 miles de millones de dólares concedido por el FMI para evitar el hundimiento del hrivna y el hundimiento irreparable del sistema financiero ucraniano estuvo a punto de irse al garete por diferencias políticas entre los clanes políticos de los “partidos naranja”, y Yushenko vetó el 31 de diciembre pasado el acuerdo que había ultimado la Timoschenko con el primer ministro ruso Putin sobre los precios del gas para el 2009 y deshacerse de la compañía intermediaria RosUkrEnergo, un nido de mafiosos con sede en Suiza.
Por no hablar del penoso espectáculo de ahora disuelvo el parlamento y convoco elecciones anticipadas, ahora destituyo a la primera ministra Timoschenko, ahora pongo en marcha el proceso de destitución del presidente Yuschenko, etc, etc... En fin, un espectáculo vergonzoso y bananero.
Europa quisiera vincular a Ucrania y Georgia con la Unión Europea por acuerdos de Política de Vecindad europeos de comercio, ayuda económica, cooperación de energía, dejando para un futuro más lejano (improbable? imposible?) un hipotético acuerdo de integración.
Pero el caso es que el suspenso de manual de Ucrania en matèria de reformas económicas, lucha contra la corrupción y mejora de la transparencia, hacen muy difícil cualquier acuerdo, ya que Ucrania aparece hoy como un socio con fiabilidad cero.
Y por lo que respecta a Georgia, después de la estupidez de la campaña militar en Osetia, más de lo mismo.
Alemania y Francia bloquearon el año pasado una iniciativa de Bush en una cumbre de la OTAN para establecer un mapa de ruta para el ingreso de Ucrania y Georgia en la Alianza Atlántica, frustrando la enésima estupidez de la incompetente pero letal plaga neocon. Afortunadamente!
Esperemos que el Presidente Obama no resucite de nuevo la cuestión en la cumbre de la OTAN de abril y que se replantee además la peligrosa iniciativa de establecer escudos antimisiles en Polonia y Chequia.
No se trata de dar un paso atrás para no exacerbar a Rusia, sino de establecer las bases de una futura cooperación que substituya el enfrentamiento entre Occidente y el Kremlin por una nueva etapa de cooperación y distensión que, en el ámbito europeo debería resucitar el proyecto del Espacio Económico Común entre la Unión Europea y Rusia, si el conflicto del gas con Europa se resuelve, y rapidito, of course!
Y mientras tanto, los ucranianos y los georgianos a pasar hambre y miseria por culpa de sus incompetentes clases políticas.
Esperemos que en cuanto tengan la oportunidad de votar actuén con la madurez de la ciudadanía democrática y ajusten cuentas a fuerza de votos con los responsables de semejantes entuertos y desatinos.
Vayánse señores Yuschenko y Shaakashvili!!!....(y los Kaszinski y los Klaus, también...)
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